No sólo están emparentados estos cinco relatos por el tono y el punto de vista narrativo sino también por lo que en algún tramo del camino tienen de road stories, de circunnavegación a través del tiempo y alrededor de la mujer. Seres sin definición precisa, intermedios, a medias, anfibios y aéreos, los protagonistas de Tijuanenses asumen la dilatación del tiempo y el purgatorio de su personlidad fronteriza.
Al eludir a la mujer real y concreta, el personaje narrador opta por la relación imaginaria a lo largo de playas eternas, médanos, terrenos agrestes donde nada florece. La ciudad, el mar, la visión desde el cielo, un antiguo casino en ruinas, aparecen con la naturalidad de la “verdad”, con derecho propio a habitar el mundo de lo irrecuperable.
Bajo el título Tijuanenses conviven aquí seis relatos y una novela corta. Comparten el común denominador de ser literatura fronteriza en un sentido amplio, es decir, relativa a cualquier punto en donde se tocan dos realidades distintas. La novela, Todo sobre las focas, es un magnífico ejemplo de la habilidad con que Campbell exploraba esa condición: un hombre narra su búsqueda de Beverly, una mujer a veces real y a veces imaginaria. Esta exploración lo lleva a cruzar fronteras físicas como las que separan a la tierra del agua y al día de la noche, pero también fronteras psicológicas como las que separan al niño del hombre, lo real de lo imaginario y al futuro del pasado. Además de hurgar en situaciones que indican el paso de una realidad a otra, los seis relatos aquí incluidos son un muestrario de los temas a los que Federico Campbell dedicó su labor literaria y periodística: la relación entre la península de Baja California y la península itálica, la búsqueda del padre, los laberintos en la procuración de justicia, la construcción de la memoria y el regreso a las calles de Tijuana
























