En 1886, a veinticinco años de su muerte, las hijas de José Joaquín Pesado decidieron publicar los papeles poéticos que su padre había dejado ordenados antes de su muerte. Sería la tercera y definitiva edición de las Poesías originales y traducidas que, con el mismo título y el mismo prólogo ideológico, Pesado había publicado en 1839 y 1840, aumentando cada vez el número de poemas incluidos. Dos amigos muy cercanos del padre, el obispo Ignacio Montes de Oca y Obregón y José María Roa Bárcena, escribirían estudios especiales para la edición. El volumen, de cerca de 700 páginas, recogió así lo que muy bien podría llamarse las poesías completas del poeta, que durante su vida recogió los mejores elogios de críticos como el famoso Conde de la Cortina y de poetas como José Zorilla. Esa misma edición, pocos años más tarde, serviría para que el crítico español Marcelino Menéndez y Pelayo calificara la obra del poeta mexicano como unas de las más ilustres de Hispanoamérica, afirmando que si bien no alcanzaba las eventuales alturas literarias de otros poetas, tenía el indudable mérito de mantener una calidad constante, sin las estrepitosas caídas que era posible encontrar en la producción total de lo que habían escrito. Al cumplirse en 2001 el bicentenario del nacimiento de José Joaquín Pesado, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla, se unen para reeditar una obra que durante más de 100 años no había sido vuelta a poner al alcance de los investigadores, estudiosos y lectores de la literatura mexicana.