Mujeres adúlteras, mujeres asesinas, duquesas convertidas en vengativas prostitutas, e incluso mujeres tan perversas como para morir fulminadas en los brazos de su amante, son algunos de los personajes cuyos avatares pasionales narra Jules Barbey d’Aurevilly en estas seis historias que, en sus propias palabras, «no son diabluras, son diabólicas, historias reales de este tiempo de progreso y civilización tan deliciosas, tan divinas, que, cuando uno se propone describirlas, parece siempre que el Diablo las ha dictado». Mediante una prosa exquisita, el autor busca exorcizar al mundo de los males que tan bien conoció; para ello decide revelarlos en su más desnuda y profunda impiedad, puesto que es ahí donde «reside toda la moralidad de un libro». Sin embargo, Las diabólicas termina por poseer y envolver al propio lector, que resulta ser una víctima más de los «inocentes monstruos» femeninos que Jules Barbey d’Aurevilly inmortalizó en estas páginas que han resistido de maravilla al paso del tiempo.