Un jardín, éste. Otro. Supuestamente arrasado, es decir, destruido, en ruinas. O, visto desde su re/verso, lleno al ras de las cenizas de un mundo de apariencias consumidas por el fuego, reducido al polvo que lo hará renacer. Un lugar donde se ha intentado someter a la naturaleza, la palabra en la espesura, para darle un orden específico. Un hortus conclusus en todos los sentidos, cerrado, con sus propios símbolos y enigmas.
Pura López Colomé
Imaginemos que podemos escuchar las cenizas. Hablarán de adherencias, no de pulimentos, de filos lacerantes, no de limaduras, de corrupciones y no de purificación. En ese jardín arrasado Víctor Cabrera y Alejandro Benassini nos invitan a escuchar algo que quiere ser visto: la noche primitiva y delicada del monje Thelonious, una canción que evoca la luna sobre un castillo desolado.
Eduardo Chirinos