Enciclopedia de la Literatura en México

Literaturas p´urhépechas (una aproximación)

Jorge Alberto Tapia Ortiz
16 feb 2021 11:16

mostrar Introducción

Las literaturas p´urhépechas dentro del movimiento literario en México quizás son las menos conocidas, no por falta de calidad, sino por escasa distribución y porque resulta incipiente el desarrollo de un análisis crítico de la academia e investigadores. Esto no se limita a sus literaturas, sino también a otros campos de estudio.[1] Destaca el olvido hacia esta importante civilización que cuenta con una rica tradición cultural, histórica e intelectual, así como literaria. Su literatura es amplia, con excelentes escritoras y escritores que a la vez actúan como promotores. Además, cabe resaltar la dificultad para encontrar los textos publicados, debido al corto tiraje. De igual modo, otras obras tempranas solo fueron publicadas en forma de antología: Relatos indígenas (1979), Cuentos Purépechas. Juchari uandantskuecha Antología (1994) y Relatos Purépechas. P´urhépecha uandantskuecha (1995). La distribución y continuidad de promocionar las literaturas originarias ha sido un problema en general; editoriales e imprentas han publicado las obras con escasos recursos provenientes de proyectos gubernamentales o culturales independientes, limitando la cantidad y distribución en algunas librerías del país, por lo tanto, existe la necesidad de un compromiso íntegro para rescatar las obras de muchos autores y hacerlas llegar al resto del territorio, de la misma forma que integrar esfuerzos para apoyar los talleres de creación literaria que algunos de los escritores y escritoras realizan hoy en día.

Para identificar la producción literaria se ha decidido estructurar este trabajo en dos secciones que van en relación con este movimiento literario y la aparición cronográfica de sus obras; la primera desde finales de los setenta hasta el año 2000, y a partir de aquí se identifica la segunda etapa donde se cuenta con novelas y poesía. La primera etapa puede ser considerada perteneciente a los escritores en sus primeros pasos literarios, cuentos y narraciones cortas, apegados a la oralidad y tradiciones p´urhépechas de los lugares de origen, donde se encuentran N. Joel Torres Sánchez, Gilberto Gerónimo, Ismael García Marcelino e Irineo Rojas Hernández (†2013). En la segunda, se encuentra un posicionamiento literario bien establecido, donde la temática poética y narrativa se establece intelectualmente asumiendo una postura crítica sobre el lenguaje, la cultura y las tradiciones. Aquí se sitúa la continuidad literaria de García Marcelino y Torres Sánchez. También se incorporan nuevas generaciones que se han sumado a la promoción de las literaturas en lenguas originarias en México, como lo son Elizabeth Pérez Tzintzún, Rubí Tsanda Huerta, Nana Lu, Alicia Mateo Manzo y Pedro Victoriano Cruz.[2]

mostrar Primer momento

De acuerdo a Joel Torres Sánchez, los primeros escritores surgen después de su paso por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en los años setenta, y comienzan a publicar en periódicos locales de la capital, específicamente en La Voz de Michoacán. Es importante resaltar que las primeras narraciones surgen de la preocupación por tener la lengua p´urhépecha y sus narraciones de forma escrita, es así como lo indica Torres Sánchez:

“Éstos (los universitarios) comenzaron a darse cuenta que no teníamos muchos escritos, libros, que no se enseñaba el purépecha en ninguna parte y entonces comienzan a reunirse, y logran incorporar en el Departamento de Lenguas de esa universidad, la enseñanza del purépecha. De ahí surgen los primeros narradores en nuestra lengua”.[3]

Por lo que menciona Torres Sánchez, no se descarta que existan obras anteriores, sin embargo, la primera novela p´urhépecha que se ha identificado fue escrita por Roberto Janacua Escobar, originario de Paracho. La fuerza noble, novela corta escrita en español, aparece en Relatos Indígenas (1979) “[…] que reúne los trabajos premiados en el primer ‘Concurso Rosario Castellanos’ que, con el fin de promover la creación literaria en las diversas regiones del país, convocó en 1978 el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional Indigenista”.[4] Obtuvo una mención honorífica.

Esta novela corta sigue las temáticas que identifica Torres Sánchez en las primeras expresiones literarias p´urhépechas, aunque específicas para el cuento, claramente pueden ser identificadas aquí, especialmente las dos primeras categorías:

“[…] resaltan los cuentos, que se dividen en tres categorías: de astucia, caracterizado por las argucias de sus protagonistas; consejo de viejo, que suelen rematar con una moraleja; y de espanto, en los que tiene un papel principal la Miringua, un personaje que suele robar la conciencia de hombres y mujeres”.[5]

Su lenguaje es sencillo, apegado a la tradición oral, pero transformándola,[6] y a través de una introducción marca una forma personal de interpelar al lector, avisándole de la implicación de su escritura y también de un final abierto que marca una continuidad. Es decir, la oralidad recobra otro sentido comunicativo a través del texto, la hace disfrutable y permite adentrarse en la trama identificándose con alguno de los personajes; además deja en los lectores un mensaje enfocado en la auto reflexión a manera de experiencia a través de un personaje. Esta narración es poco conocida, su hallazgo marca un despegue de los estudios antropológicos orientados en ver al otro desde afuera, es decir, esta novela corta postula una mirada desde el narrador hacia la comunidad, sin exotizar las tradiciones y la cultura, algo que en esos años era muy común.

El mismo autor publicó El triple rostro de la identidad P´urhépecha. Identidad, transformación y ruptura (2017), a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Este libro es un ensayo que analiza los problemas que ha sufrido la lengua p´urhépecha en el nivel educativo y la forma en que los efectos de las políticas desarrollistas han afectado la identidad, especialmente al prohibir el habla de esta lengua originaria y suplantarla por otra ajena a la cultura de la que estos estudiantes provienen. El estudio de Janacua Escobar es exhaustivo y revela muchos de los impedimentos que encontramos hoy en día en el fortalecimiento de las lenguas indígenas.

Después de la primera publicación de Janacua Escobar, pasaron varios años para que volviera a aparecer una expresión exclusivamente literaria. En 1992 salió a la luz Hamlet P´urhépecha,[7] adaptación de Shakespeare a la lengua p´urhépecha. De acuerdo con Carlos Montemayor (2001), quien hizo uno de los primeros estudios sobre las literaturas indígenas en México:

[…] un grupo de escritores purépechas integrado por Lucas Gómez Bravo, Gilberto Jerónimo Mateo, Felipe Chávez Cervantes y Rafael Ambrosio Victoriano, hacia 1991 tradujeron a la lengua purépecha la tragedia Hamlet […] y se estrenó ese año de 1992 en Zocán y luego se presentó varias veces en Pátzcuaro, Morelia y el estado de Colima. La mayoría de los actores provenían de la comunidad de Angaguan.[8]

La importancia de esta obra se centra en la traducción y adaptación, además de la difusión local que se le ha dado, inclusive en los últimos años es posible encontrar representaciones de ella en diferentes centros culturales de Morelia. La traducción en lenguas originarias no es tarea fácil, es imposible hacerlo literalmente debido a las diferencias culturales y sociales. Podría decirse que es la escritura paralela de una obra, una creación más, como afirma Juan Duchesne Winter, son “dobles originales”.[9] Una expresión, en este caso p´urhépecha, debe ser reconocida como una obra que aporta a la producción literaria de esta lengua originaria. En la segunda etapa de la narrativa p´urhépecha se regresará al tema de la traducción.

Los concursos literarios han sido un cimiento para la emergencia de escritores en lenguas originarias, pues ofrecen la experiencia de adentrarse en ese mundo. Así ocurrió con Roberto Janacua y otros más que a partir de su participación en certámenes continuaron haciendo surcos con sus plumas donde colocaron semillas de las cuales cosechan hoy en día los lectores. Algunos de estos concursos son el “Premio Rosario Castellanos” organizado por primera vez en 1979 por el INBA y el INI; de acuerdo a Irineo Rojas Hernández: “En 1992, por primera vez en la historia de Michoacán, se lanza la convocatoria para el Concurso de Cuento en Lengua en P´urhepecha, en el que participaron concursantes con cuentos en forma escrita y otros narrados en forma oral recibidos en casetes”,[10] el cual al siguiente año del concurso integra todas la lenguas indígenas de Michoacán:

En 1993 se convocó el segundo concurso, precisando más los requisitos de participación; sólo se recibirían trabajos escritos e incluyendo a hablantes de hñähñu, jñatrjo y nahuas, considerando que en el estado de Michoacán se encuentran pequeñas regiones habitadas por estos grupos. Con estas características se mantuvo el concurso en forma anual hasta 1996.[11]

A raíz de una invitación por parte del Instituto Michoacano de Cultura, surge como una ampliación del concurso antes mencionado el Concurso Regional de Cuentos en Lenguas Indígenas de la zona centro que abarcaba los estados de Hidalgo, Querétaro, Michoacán y el Estado de México, que inició en 1997 y terminó aproximadamente en el 2006,[12] del cual Irineo Rojas Hernández fungió como coordinador y evaluador, y finalmente el Premio a la Juventud Indígena que inicia en el 2002. Entre los participantes y ganadores p´urhépechas en estos concursos están Roberto Janacua (1978), Ismael García Marcelino (1994), Juan Velázquez Pahuamba (1997), Pedro Victoriano Cruz (1998), Benjamín González Urbina (1995, 1999), Domingo Santiago Baltazar (2000), Elizabeth Pérez Tzintzún (2002 y 2007) y Gilberto Gerónimo Mateo (2002). Estos concursos literarios ayudaron a unificar y dar a conocer los diferentes escritores de esta región, aunque cabe resaltar que es difícil encontrar registros de algunos de ellos, especialmente del Concurso Estatal de Michoacán y el Regional.

En 1994, la Dirección de Culturas Populares y Dirección de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes publicaron la antología bilingüe Cuentos Purépechas. Juchari uandantskuecha, resultado del “Primer concurso del cuento Purépecha” celebrado en 1992 en el estado de Michoacán. En 1995, la editorial Diana publicó en la serie Lenguas de México, la antología Relatos Purépechas. P´urhépecha uandantskuecha, la cual retoma cuentos del libro anterior, agregando trabajo de edición.[13]

Es importante mencionar a los participantes de la antología resultado del concurso, puesto que ayudará a reconocer a los autores y permitirá al interesado encontrar otros cuentos, poemas o trabajos narrativos que hayan hecho después de haber participado en el certamen. Si no existe una publicación posterior de estos autores, no significa que no hayan continuado escribiendo, y quizás este panorama ayude a desempolvar esos cuadernos. A continuación los nombres con sus respectivos cuentos: Eufemio Maya Guzmán, de Ichán, cuento: “Itsï ueratarhu ´kuineo´/El ojo de agua ´Kuineo´”, traducción de Gilberto Jerónimo Mateo;[14] Benjamín González Urbina, de Pichátaro, cuento “Juchari jarhoaj perakua/Solidaridad p´urhépecha”, traducción de Gilberto Jerónimo Mateo; Lázaro Márquez Joaquín, de Cheranástico, con “Xepecua/La flojera”; Rita Molina Elías, de Tacuaro, “T´upuri japu atarantsticha/Los vendedores de ceniza”; Gabriel Morales García, cuento “Ima acheti Inesi Chavesi Garsia/Aquel hombre llamado Inés Chávez García”, recopilado por Mateo Morales Gonzáles, de Sevina; Antonio Campos Méndez, de Ihuatzio, “Tanimu sïrukicha/Tres hormigas”, traducción de Gilberto Jerónimo Mateo; Ismael García Marcelino, de Ihuatzio, cuento “Uarhikuani ch´anakutsperi/Escape a la muerte” (se volverá a hablar de este cuento brevemente con algunas observaciones necesarias); Nelson Jerónimo Cayetano, de Tacuro, cuento “Kejtsïtakua/La ofrenda”, traducción de Gilberto Jerónimo Mateo; Marcos Amado Lorenzo, de Angahuan, cuento “Acha uarhikua/La muerte”, recopilado por Lucas Gómez Bravo y traducción de Gilberto Jerónimo Mateo; Amado Lorenzo, de Angahuan, cuento “Karichi erangu/El pastor”, recopilado por Lucas Gómez Bravo y traducción de Gilberto Jerónimo Mateo; Francisco Crisóstomo Luna, cuento “María Kacha´cha/María Kacha´cha”, recopilación y traducción de Valente Soto Bravo; Alberto Sebastián Mateo, cuento “Uatsi xumarhu anapo/La muchacha de las nubes”, recopilación y traducción de Valente Soto Bravo.

En 1993 se llevó a cabo el “Segundo Concurso de cuento purépecha”. Gracias a Donald Frischmann y Carlos Montemayor se da cuenta de ello, pero hasta el momento ha sido imposible encontrar a los escritores participantes. Sin embargo, queda claro que uno de los premiados fue N. Joel Torres Sánchez con su cuento “Lo que el lago me contó”, el cual se menciona en el siguiente apartado.

En 2005 Culturas Populares publica el libro Colección de Cuentos Indígenas/ náhuatl, mazahua, otomí, purépecha (Conaculta). Es una antología que reúne cuentos premiados de cuatro convocatorias del Concurso Regional, de 1997 a 2000. A continuación se hace mención de los cuatro escritores p´urhépechas y sus respectivos cuentos que aparecen en este libro.

En 1997 Juan Velázquez Pahuamba recibe el primer lugar con su cuento titulado “Uandaniokua Tata Juanueri/La desesperación de Juan”, que puede catalogarse como una narración de denuncia en contra de los terratenientes que destruyen el medio ambiente y la pobreza que han originado entre los pobladores indígenas, asimismo haciendo un llamado a la resistencia para defender los recursos naturales a través de los medios legales para evitar la violencia “No nos convirtamos en asesinos, igual que el asesino de nuestras familias, llevemos nuestra mente a un buen pensamiento, que nuestro Dios nos ilumine con un poco de sensatez para tomar el camino adecuado y que después no nos arrepintamos de nuestros actos. Pensemos juntos”.[15]

En 1998 el ganador del premio en lengua p´urhépecha del segundo concurso regional fue Pedro Victoriano Cruz, originario de San Lorenzo, municipio de Uruapan, Michoacán, con el cuento “Auandarhu Anapu/Enviado del cielo”. Es un cuento que mezcla la ficción con experiencias personales, y hechos históricos como la erupción del volcán Paricutín (1952) y que incluye un interés por la recuperación del pensamiento p´urhépecha al incluir referencias a las deidades y las prácticas culturales como la celebración del Fuego P´urhépecha. Es un cuento bien logrado, y se distingue sobre los demás por su extensión. Hay que resaltar que Pedro Victoriano Cruz ha sido un gran promotor de la literatura, lengua y cultura p´urhépecha, quien desde los noventa publicaba “[…] el periódico quincenal Xiranhua en Uruapan, Michoacán, en el cual han aparecido cuentos y poemas cortos, los que también publicóLa voz de Michoacán”.[16] Este periódico quincenal fue precursor de la página web Purepecha.mx, de uso comunitario donde también ha publicado poemas de su autoría.[17] Pedro Victoriano Cruz tiene un poemario inédito titulado “Volver sobre los pasos”, el cual espera publicar pronto. De este autor se volverá a hablar en el siguiente apartado.

En 1999 el ganador del tercer concurso regional en lengua p´urhépecha fue Benjamín González Urbina, originario de Pichátaro, Tingambato, Michoacán, con el cuento “Uarhiati p´orheecheri k´eri mimixekua/La sabiduría de la mujer P´urhépecha”. Este cuento habla de la importancia de enseñar a los hijos a trabajar, pero más importante aún, desde el personaje femenino Elisa se postula la importancia de mantener las tradiciones y cultura p´urhépecha con vida, y que además cuestiona la migración y la educación escolarizada como parte del problema que enfrentan los para mantener con vida su cultura. Elisa es de los primeros personajes femeninos en las literaturas p´urhépechas, una mujer que se empodera y comienza a tomar las riendas de su hogar, tomando en cuenta las enseñanzas de los abuelos. Anteriormente González Urbina había publicado el cuento “Juchari jarhoajperakua/ Solidaridad purépecha” en la antología Relatos Purépechas. P´urhépecha uandantskuecha (1995), el cual habla como lo indica el título de la solidaridad p´urhépecha ante situaciones difíciles, y cómo a través de ella puede superarse cualquier adversidad. De acuerdo a su semblanza enColección de cuentos indígenas (2005): “La Voz de Michoacán publicó sus poemas y cuentos. El Instituto Nacional Indigenista le editó el cuento `Caminar, Caminar´ (`Xanarani, xanarani´)”.[18]

En el año 2000, Domingo Santiago Baltazar, originario de Comachuén, Michoacán, gana el cuarto concurso regional en la categoría de lengua p´urhépecha con su cuento “Animeecha Jimpo/Día de muertos”. Este relato nos habla de una de las tradiciones más importantes de Michoacán, como lo fue el comercio que fue posible gracias a los arrieros que transportaban e intercambiaban mercancías por diferentes lugares. Es a través de dos compadres, los personajes principales, que el lector puede revivir esa labor en el cuento, que culmina haciendo referencia a la tradición del día de muertos, logrando esa característica que distingue los cuentos fantásticos de tener un final inesperado, pero en este caso, apegado a la realidad.

Fuera de estas antologías, Irineo Rojas Hernández participa en la revisión y traducción del poemario A tientas: p´ap´ajkurhapani (1993) de José Francisco Martínez Gracián, un poemario que aporta a las tradiciones p´urhépechas.[19]

mostrar Segundo momento

Después de la publicación de estas antologías comienza el segundo momento de las literaturas p´urhépechas. Algunos de los antologados continuaron su carrera literaria, pues se encuentran algunas publicaciones posteriores como libros propios; además, se agregan otros actores importantes que emergieron para ensanchar la producción literaria p´urhépecha.

En el 2001 aparece el libro P´urhépecha Uandantskuecha, Ma Takuparhakata. Narrativa Púrhepecha, Volumen 1, escrito por N. Joel Torres Sánchez, impreso en la Imprenta Linares.[20] La publicación es bilingüe y es la primera colección de cuentos reunidos en un libro por un autor p´urhépecha. En estas narraciones encontramos una conexión cercana con la oralidad y libros históricos, y lo que hace Torres Sánchez es rescatar toda esa información histórica para volverla a interpretar como se interpretaría un relato oral, es decir, adaptándolo a la realidad del momento, ampliando su validez e importancia para que siga latiendo con cada lectura recibida. El libro tiene cuatro cuentos largos e incluye dos que fueron premiados en los concursos de cuentos p´urhépecha, además incluye fotografías e ilustraciones que apoyan cada lectura de forma visual.

El primer relato se titula “Japundarhin Eiangusthi/Lo que el lago me contó”, cuento ganador en 1993, de tipo histórico narra desde los orígenes de los p´urhépechas en la región, la conquista, evangelización y hasta finales de los años noventa. El lago, personaje principal es quien narra la historia, denuncia e invita a la protección del medio ambiente: “Estas son algunas de las causas de mi malestar, el cual han tratado de curar sin que se logre una mejoría, te diré por qué, quienes me quieren curar no me conocen bien, mandan gente que de veras no han sabido atacar el mal de fondo”.[21] Queda claro que los malestares que sufre la Riviera del lago pueden ser eliminados reconociendo los orígenes y la cosmovisión p´urhépecha, y está en manos de sus habitantes mantener con vida el lago que les dio y sigue dando vida.

El siguiente cuento se titula “Uheranda P´urhepecha Juchari Anajkukua/Origen P´urhepecha de la bandera nacional”, también cuento de corte histórico narrado en primera persona, habla de los tres señoríos p´urhépechas establecidos desde antes de la llegada de los españoles y la conformación del imperio. Esta narración de origen se enlaza con la lucha de independencia liderada por el cura Miguel Hidalgo, dando a conocer el apoyo pocas veces mencionado de los p´urhépechas en el movimiento de independencia en México. El cuento cierra con una invitación a respetar los símbolos patrios, tomando en cuenta su origen indígena.

El siguiente cuento es “Acha K´urhamarhpiti/Tata preguntón”, narración llena de humor y enseñanzas sobre la celebración del día de muertos. El personaje principal Tata preguntón es alguien quien siempre pone en duda todo, hasta sus propias dudas, lo que provoca el descontento de algunas deidades, por lo cual deciden darle una lección, y de esta forma reivindicar la importancia de las tradiciones p´urhépechas y su cosmovisión.

El último cuento del libro es “Ji no Xukuamiska, ¡Ji Xurhijkirhiskal!/No soy hechicera, ¡Soy curandera!” (premio 1997). Este cuento tematiza los conocimientos y poderes de las mujeres curanderas en los p´urhépechas a través del personaje femenino Nana Delfina. La influencia de creencias externas a la cultura propia lleva a malinterpretar estos conocimientos y la catalogan como una hechicera: “Las personas ajenas a nosotros, las que no saben nada del P´urhepecha, no creen, dicen que no es cierto, que son cuentos; pero nosotros sabemos hasta donde lo inexplicable es realidad, y en donde, la realidad se convierte en fantasía”.[22] Hay un contraste de saberes y realidades, donde claramente el pensamiento hegemónico se da a la tarea de negar el pensamiento indígena. Nana Delfina hereda los conocimientos de otra mujer, estos siempre apegados a la naturaleza y otros seres, se habla del proceso de aprendizaje y lo que conlleva poseerlo, reafirmando lo positivo de ser una curandera.

Los cuentos anteriores buscan dejar un legado escrito para los jóvenes p´urhépechas, a través de las diferentes temáticas establecen los orígenes del pueblo, los retos que han enfrentado y los cuáles enfrentan para mantener con vida sus tradiciones.

Ese mismo año, en el mes de junio se publica P´urhépecha Uandantskuecha, Tsimani Takuparhakata. Narrativa P´urhépecha Volumen 2 , también de Torres Sánchez y se compone de tres relatos. De acuerdo al autor, “[…] el primero sobre la organización social de mi pueblo, `P´urhenchécuaro y su Sistema de Cargos´. Un intento por trasmitir a las nuevas generaciones de estudiantes, nuestra gente e interesados en el tema, parte de las costumbres […]”.[23] El sistema de cargos está arraigado en la costumbre y pensamiento de esta cultura, y es una de las bases de su pensamiento y tradiciones.

Siguiendo la explicación del autor:

"[…] el segundo, es referente a la formación del mundo p´urhepecha y a la cosmovisión que surgió de la misma creación, el tercero y último de este volumen es un cuento basado en una narración hecha por Agapito Rincón de Turicuaro, Mich., yo recrié las situaciones, imaginé otros personajes, a los cuales di voz y pensamiento para que pudieran discurrir en el tiempo y en el espacio de los hechos, todo con el afán de recordar la costumbre que utilizaba el `tata narrador´ o la `abuela cuentera´, quienes se valían de una narración para ejemplificar un consejo, sugerencia o regaño. Que servía para corregir alguna mala acción realizada por algún niño o niña, por lo que en la costumbre literaria de la comunidad de Azajo se conoce como `Consejo de Viejo´ lo que en la Literatura Española son las `moralejas´ […]”.[24]

Como se observa, los tres relatos incluidos exploran la cosmovisión p´urhépecha y los sistemas sociales de esta cultura. Aunque se basan en San Jerónimo Purenchécuaro y algunos pueblos de la Riviera del lago de Pátzcuaro, son ejemplo de otros pueblos. Estos cuentos, al igual que otros publicados por Torres Sánchez, tienen una intención pedagógica y siempre incluyen una moraleja, como bien hace la oralidad de esta cultura.

En 2010 Torres Sánchez editó P´urhépecha Uandantskuecha, Kaskukua: Japunda Incharhini Anapu. Narrativa P´urhépecha. Programa: Lago Interior. Este libro constituye el volumen III de sus publicaciones, y es el fruto de los talleres literarios en la Riviera del Lago de Pátzcuaro.[25] La antología incluye ilustraciones realizadas por las niñas y niños participantes de los talleres, agregando una expresión literaria.[26] Las narraciones son bilingües, como se indica en la introducción: “En estas páginas, en su propio idioma y traducidas al castellano, se presentan al lector cuentos, leyendas y diversas narraciones”.[27] Estos cuentos tienen que leerse más allá de un entendimiento mítico, es decir, estrictamente tienen que ser interpretadas bajo la lupa de la realidad y preocupaciones de los autores: mantener con fuerza la lengua, el lugar y las tradiciones. Este libro como otros de Torres Sánchez tocan el tema de la protección del medio ambiente, la relación viva que mantienen los p´urhépechas con el lago y las montañas que lo rodean.

El más reciente libro de Torres Sánchez, Achamasï K´ujtati. El señor músico. Narrativa P´urhépecha Volumen 4 apareció en el 2015. Una bella obra que recorre la producción histórica musical de las pirekuas. La narración de eventos verídicos es enriquecida literariamente y podría considerarse una novela histórica, ya que se basa en hechos que incluyen diferentes actores de esta importante tradición musical p´urhépecha.

Como se mencionó anteriormente, una de las bases que promocionó inicialmente la publicación de cuentos fue el Concurso Regional del Cuento en Lenguas Indígenas, que abarcaba los estados de Michoacán, Querétaro, Guanajuato y el Estado de México y era organizado por la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de cada estado, apareciendo por primera vez en 1997 de convocatoria anual.[28] Los resultados del quinto concurso pueden encontrarse en línea. En este mismo certamen participó Gilberto Gerónimo Mateo con su cuento “El novio que fue a pedir la mano de su novia/Tumbi enga nitsïkuarhipka tembunani kurhajkuarhini”, que obtuvo el tercer lugar.[29] 

En el 2015 se publica Uantaskuecha Púrhépecha jimpo/Cuentos en lengua p´urhépecha, libro que contiene siete relatos premiados de los concursos regionales, aunque no hay un año concreto de la participación en el concurso o el premio obtenido. Destaca la participación de Elizabeth Pérez Tzintzún, originaria de Zipiajo, quien ganó el primer lugar en el 2002 con su cuento “En busca de la riqueza/Japintini Jirinantani”. Pérez Tzintzún ha continuado su trabajo como escritora, promotora literaria y especialmente, escribiendo poesía. Este cuento inicia con un epígrafe que enmarca el texto dentro de las enseñanzas o consejos “Lo que enseñes a tus hijos será tuyo y no de otros para dar vigor a tu pueblo”.[30] La trasmisión de la lengua y la cultura fungen un papel importante así como los saberes y el conocimiento de los adultos. Tzintzún a través del uso del cuento muestra la importancia de los mitos como cimientos epistemológicos que van de la mano con la lengua. El personaje principal, un niño que vive entre dos mundos, —el p´urhépecha del cual sus padres lo mantienen alejado como protección, y el dominante mestizo, promovido como solución al anterior—, se acerca a su abuela para conocer sus raíces y lengua, un acercamiento necesario hoy en día.

Otro cuentos que incluye este libro son “Iurhitskiri tstsiki/Flor de Orquidea” de Jesús Santiago Gregorio, originario de Ichán; un bello cuento que narra cómo una mujer que sufría desprecio y opresión pasó a ser esta bella flor. El siguiente cuento es de Juan Carlos Cortés Máximo, originario de Santa Fe, se titula “No ambakiti juchari p´ichiku/Nuestro amigo el diablo”, un entretenido cuento sobre unos jóvenes que logran un pacto con el diablo; esta es una temática recurrente en algunos pueblos de Michoacán, pero la peculiar forma y detalles que contiene el cuento lo hacen distinto.

“K´eri Mitikua/El saber supremo” de Juan Carlos Cortés Máximo, de Santa Fe, es el cuarto cuento de la antología. Narra la reunión de los dioses p´urhépechas ante la preocupación del actuar del hombre; los dioses poseedores de diferentes conocimientos deciden ocultar esos dones para que no fueran accesibles al hombre fácilmente, sino que éste tuviera que esforzarse para encontrarlos. Este cuento además de ser didáctico en cuanto a valores, también es educativo en cuanto a la epistemología p´urhépecha del conocimiento y sus orígenes en sus dioses.

El cuento “Niuakari ka nombre k´uanatsini/Irás y no regresarás” de Raúl Román Estrada, originario de Cherán, lleva al lector en un viaje desde Cherán hasta Tzintzuntzan por un camino subterráneo a través de tres amigos aventureros. Allí dentro se encuentran criaturas arraigadas en la oralidad y otras en la fantasía, ambas funcionan en la oralidad para destacar la astucia de los personajes para superar situaciones difíciles. El penúltimo cuento es de Áurea Ortiz Rico Contreras y Juan Carlos Cortés Máximo, de Santa Fe, “Jiuatsï ka Tata Tra/ Jiuatsï y Tata Tránsito”, cae dentro de la categoría del humor y la relación de los p´urhépechas con los animales, en este caso el coyote. En este caso el malentendido acrecienta el humor ya establecido con Tata Tránsito.

La antología cierra con la participación de Alicia Mateo Manzo, originaria de Tarecuato, con su cuento “Nana Rosita Iurhixio Anapu/Nana Rosita de Tarecuato”. Este cuento muestra cómo ciertas labores en la comunidad han evolucionado gracias a la tecnología. El personaje Nana Rosita, tiene una vida dura, como muchas mujeres la han tenido, es una mujer fuerte y trabajadora, y además llena de humor que hace ver al lector las ironías de la vida. Sobre esta escritora se volverá más delante.

La participación de la mujer p´urhépecha en el ambiente literario poético inicia con Guadalupe Hernández Dimas, mejor conocida como Nana Lu, originaria de Santa Fe, quien además es una reconocida activista de la región. La revista Ojarasca del periódico La Jornada en su número de marzo de 2002, publicó un fragmento del poema “Uári p'urhepecha/Mujer p´urhepecha”, al final, en una nota de pie de página encontramos cómo es que fue publicado y distribuido originalmente: “Este poema p´urhépecha originalmente apareció en hojas volantes de dos idiomas y dos colores, impresas por Uárhi, Iretarhu P´urhéècha Ediciones, en Morelia, Michoacán”.[31] Posteriormente, a través de la editorial Uárhi, Iretarhu P´urhéècha Ediciones, Hernández Dimas publicó La mujer p’uréhpecha. Una mirada desde la pobreza de las comunidades (2003), un ensayo testimonial que recoge a través del tiempo pasado y presente cómo la pobreza es vivida por la mujer p´urhépecha:

El contar nuestras reflexiones en el caminar por nuestras comunidades, no pretende ser un documento sociológico con carga científica, no es nuestro campo ni nuestro objetivo. Es contar, con humildad y con realismo la situación en que viven nuestras mujeres, y desde abajo, comentar cómo sienten las mujeres su pobreza, sin clasificaciones empíricas, sino más bien con clasificaciones de acuerdo a los agujeros de su rebozo, a las arrugas de sus manos, al humo de sus cocinas, a sus caras de tristeza y sus miradas cansadas o al número de hijos que siempre lloran de hambre.[32]

Este libro abre una nueva perspectiva, pues propone una mirada interna alejada de los estudios antropológicos y sociales que se han hecho desde la academia, por estudiosos permeados por una visión alejada de la comunidad.[33] El logro de Hernández Dimas radica en mostrar un verdadero rostro de la pobreza y las mujeres p´urhépechas, logrando una desexotización haciendo evidente una postura internamente crítica desde la visión p´urhépecha tal y como la viven y no como la perciben a través de sus estudios.

En el año 2015 se publicó Paisaje de ecos, un libro que traduce cuatro poemas y un cuento de Octavio Paz “a cinco lenguas: mazateco, otomí, purépecha e inglés”.[34] En este volumen participó Hernández Dimas con las traducciones de los siguientes textos: “El ramo azul/Tsïtsïki chupipiti”, “La rama/Axantikua anhatapueri”, “Viento, agua, piedra/Tarhiata, itsï, tsakapu”, “Hermandad/Mák´ueni” y “Frente al mar/K´éri japontani anamukuni”.

Siguiendo en el tema de la traducción, el escritor y promotor cultural Pedro Victoriano Cruz participó en el libro de José Eduardo Zárate Hernández Barthelemy en la meseta. Paisajes, quehaceres y luces purhépecha. Barthelemy Juatarhu inchakutini. Erangarhikuecha, anchekuarhikua ka meremerejkukua purhépecha (2008), editado por el Colegio de Michoacán. Un libro de fotografía que incluye poemas en el que participan seis traductores, Victoriano Cruz siendo uno de ellos, en donde además se incluyen poemas de su autoría.[35] La traducción como se mencionó anteriormente es vista como otra creación literaria, especialmente al llevarla del español a una lengua indígena. En ese sentido Alicia Mateo Manzo y Benjamín Lucas Juárez participan en los libros delPremio Estatal de las Artes. Ganadores 2005-2012 Eréndira. Literatura (2012) como traductores, editores y correctores de estilo del p´urhépecha. En las palabras previas hay una declaración de principios: “Se editan estos textos en Español y en Purépecha, como una forma de auxiliar al desarrollo de ambos idiomas”.[36] El premio Eréndira galardona la trayectoria de escritores, artesanos y artistas visuales. Algunas de las obras fueron compiladas en esta antología de tres tomos: literatura, artes tradicionales y artes visuales.

 

La novela p´urhépecha contemporánea

Uno de los escritores más destacados dentro de la narrativa es Ismael García Marcelino, quien ha escrito novelas, cuentos y poesía. Algunos poemas de García Marcelino pueden encontrarse en línea.[37] La primera novela de García Marcelino es Alonso Mariano (2004) en la serie Letras Indígenas Contemporáneas,[38] es la primera en ser escrita en p´urhépecha y español. García Marcelino deconstruye la influencia de la educación en las comunidades p´urhépechas, contrapone las tradiciones y la lengua ante modelos educativos e ideas revolucionarias que parecieran ser un modelo a seguir. Los personajes pueden ser cualquiera y de cualquier lugar, por lo que la novela podría ajustarse a otra nación originaria de México, es decir, aquellas que luchan por mantener vivas sus lenguas y tradiciones.

Nueve años después aparece Valentina Espíritu (2013), publicada por la Dirección General de las Culturas de los Pueblos y Comunidades Indígenas (PRODICI). La novela tematiza la migración a través de un personaje femenino que se desarrolla en tres historias. La migración como fenómeno normalmente masculino da un vuelco, pues se dan a conocer los diferentes tipos de violencia que sufren las mujeres, lo que las obliga a salir de su lugar de origen, lo que significa el viaje y además la llegada a un destino inesperado.

García Marcelino está trabajando en su tercera novela, y además contribuye con una columna de la revista cultural en línea, el-artefacto, bajo el pseudónimo ab Origine, donde hace una crítica, desde una posición originaria, de diferentes temáticas sociales.[39]

 

Poesía contemporánea

En 2005 Elizabeth Pérez Tzintzún publica siete poemas en Lluvia de sueños, poetas y cantantes indígenas, editado por CONACULTA. Este libro incluye a otras poetas y cantantes, está acompañado por un CD con las grabaciones de cantos y poemas en voces de sus autoras y otras intérpretes.

Pérez Tzintzún ha sido promotora de las literaturas p´urhépechas y ha participado en varios talleres en las comunidades. Un libro que surgió de estos talleres es Uenhikuaechani Karáni P´ohe: Uinhasïkuntsïkua Karákataecheri Enga Uinhaperantajka Jucheri Uandakua Ka Mimixikua P´orhecheri/La creación de poesía p´urhépecha: Soporte literario para fortalecer la lengua y cultura indígena , (2015).[40] Estos talleres son coordinados por Pérez Tzintzún y los maestros Ismael Vicente Carlos y Valentín Carlos Marcelo, quienes también participan en la publicación con unos poemas. Esta antología poética contribuye a la formación y emergencia de nuevos escritores en lengua p´urhépecha.[41]

De acuerdo con Pérez Tzintzún, algunos de los participantes siguen escribiendo, y no duda que pronto veamos algunas obras impresas. De la misma autora es Uantaskuecha Púrhépecha jimpo/Cuentos en lengua p´urhépecha (2015). Los encargados de la corrección p´urhépecha son los escritores Ismael García Marcelino y Néstor Dimas Huacuz. En este libro se incluye el cuento “En busca de la riqueza/Japintini Jirinantani”, ganador del Quinto Concurso Regional Del Cuento en Lenguas Indígenas.

En 2018, El traspatio Librería, Alternativa Ediciones, y el Laboratorio de Arte TETL, publicó la mini antología bilingüe de Pérez Tzinzún, titulada ¿Nani jameri stsakurhia juchari siraata?/¿Hasta dónde nuestro humo se expandirá?[42] Destaca la importancia de estos libros que pertenecen a la serie Originaria que promueve la poesía de mujeres en lenguas indígenas en todo el país. El trabajo editorial y de diseño es de una belleza equiparable a los poemas de las escritoras.

Otra poeta que ha sobresalido es Rubí Celia Huerta Norberto, cuyo nombre de pluma es Rubí Tsanda Huerta, originaria de Santo Tomás en el municipio de Chilchota, Michoacán. Su primer libro de poesía Delirios/K’arhánkuntskuecha fue publicado por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en 2014.[43]

El siguiente libro de Tsanda Huerta es Nándi, Pireku Ma Cheti Sapiini. Cantos de una mamá p´urhépecha a su hijo (a) (2017).[44] Este libro como bien indica su título son canciones; están acompañados por ilustraciones de Demián Flores y música de Juan Manuel Torre Blanca. Estos cantos rescatan de una forma poética, las tradiciones p´urhépechas de la maternidad, desde el embarazo hasta la crianza de las y los niños.

En 2018 El traspatio librería también publicó la mini antología Jintsïni jatsïntasti, ka ikarantatijtsïni/Soy la semilla que colocaron en el vientre de la tierra como parte de su proyecto Originaria.[45] Estas antologías tienen una belleza artesanal en su diseño y elaboración, son tirajes cortos de no más de cien ejemplares e incluyen ediciones especiales, lo que los convierte en libros valiosos en cuanto a su valor literario y editorial.

Recientemente Tsanda Huerta publicó el poemario titulado Uandákuecha enka/ Tsïuantajkua Palabras que brotan (2019), a través de la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán.[46]

Por su parte en 2015, Domingo Santiago Baltazar publicó el poemario Jorna: El horno: Poema P´urhépecha, editado por la Secretaría de Educación Pública.[47]

 

Crítica literaria

La crítica literaria de las literaturas p´urhépechas es incipiente, más allá de los estudios sobre estas literaturas que realizó Carlos Montemayor,[48] donde resalta la producción de cuentos y algunos poemas. Fuera de estos hace falta realizar estudios críticos que analicen los diferentes aspectos que en ellas se encuentran.[49] En comparación con otras literaturas amerindias de México, no existe una antología de las obras contemporáneas p´urhépechas, sólo de aquellas obras tempranas y las cuales es muy difícil conseguir. Esto es importante, puesto que las antologías permiten una difusión más allá de lo regional.

La escritora e investigadora Teresa Dey publicó una excelente reseña de la novela Valentina Espíritu de Ismael García Marcelino, la cual puede encontrarse en línea.[50]

mostrar Conclusiones

Por último, no se puede asegurar que todas las obras y escritores hayan sido incluidos en este panorama, pero como se puede observar, la producción literaria p´urhépecha está presente en el escenario nacional desde finales de los setenta. Las narraciones tempranas expresadas en cuentos demuestran un reconocimiento de las tradiciones originarias inspiradas en la tradición oral. Los concursos literarios de cuento sirvieron para abrir camino en la producción literaria, además de comenzar a forjar redes entre diferentes escritores en lenguas originarias para impulsar la escritura en sus lenguas maternas. Como se puede leer en este panorama, durante la segunda etapa de las literaturas p´urhépechas las y los escritores han tomado un rumbo crítico donde se dan a la tarea de pensar ontológicamente su cultura, tradiciones y la lengua p´urhépecha, esto promoviendo sus obras literarias a nivel local, regional, nacional e internacional, posicionándose como actores que demuestran la importancia de la cultura p´urhépecha, sin intentar ser voceros y más bien siendo un ejemplo para las siguientes generaciones.

Las escritoras y escritores siguen produciendo hoy en día, además, algunos de ellos, especialmente Rubí Tsanda Huerta, Elizabeth Pérez Tzintzún e Ismael García Marcelino, imparten talleres literarios promoviendo la emergencia de nuevos actores en las literaturas p´urhépechas. Más allá de ser escritores, reivindican el compromiso con la cultura y la sociedad en general, y demuestran que la intelectualidad p´urhépecha está presente, dialogando, pensando y generando una crítica hacia la sociedad. Se espera que este panorama contribuya a la difusión de los escritores y sus obras.

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