CENÁBAMOS EN SILENCIO PORQUE A ELLA NO LE GUSTABA HABLAR CON LA BOCA LLENA, LO HABÍA APRENDIDO DE SU MADRE:
NUNCA HABLES SI TIENES UN TORO DE COMIDA EN LA BOCA.
– NO TE PREOCUPES POR MÍ, NO LE DIRÉ A NADIE QUE HABLAS CON LA BOCA LLENA – LE DIJE, AUNQUE NO ERA MI CONSTUMBRE DECIR COSAS SEMEJANTES.
– YO NO FUI A LA ESCUELA, RECUÉRDALO, LA ÚNICA EDUCACIÓN QUE TENGO ES LA QUE MEDIO ELLA, MI MADRE.
– SIEMPRE ESTÁS TAN CALLADA – LE REPROCHÉ.
SU MADRE TAMBIÉN LE HABÍA ACONSEJADO MASTICAR LENTAMENTE. SI VAS A PASAR UN TROZO DE CUALQUIER COSA POR EL ESÓFAGO ES MEJOR QUE VAYA BIEN MASTICADO.
– NO EN BALDE DIOS NOS DIO LOS DIENTES Y LAS MUELAS – DECÍA ELLA, MI MUJER.
– EL ESTÓMAGO ES CAPAZA DE DIGERIR CUALQUIER COSA, POR DURA QUE SEA – AÑADÍ YO, SATISFECHO DE CONTAR CON UN TEMA DE CONVERSACIÓN Y HABLAR DURANTE LA CENA.
UN HOMBRE NECESITA HABLAR CON SU MADRE.
¿QUÉ IMPORTA ACERCA DE QUE?
