Enciclopedia de la Literatura en México

Los días primigenios

En Los días primigenios, confirmo que los poemas de Manuel Murrieta Saldívar son vitales, escritos desde la raíz, desde lo más fiero de la creatividad donde surge la génesis de la existencia.  Porque su “yo poético” se hace uno con la naturaleza, donde todo comienza, dando la sensación de que se funde con árboles gigantes, con nieves y ríos, vientos y montañas como en el poema inspirado en el gran Chimborazo,  el volcán más alto de nuestro continente; y luego baja hasta el cimiento del planeta, hacia las flores californianas rodeadas de rascacielos y más hacia el sur, a los desiertos de la Baja California rodeada por dos mares que le producen éxtasis.  No hay duda, en este su tercer poemario, sus versos se originan desde lo primigenio al cantarle al amor, ese generador de vida,  al amor a la pareja, al de la amante conocida o desconocida, al de la madre y al amigo que han partido hacia las otras dimensiones, al mismo amor universal sin preferencias; incluso Murrieta se atreve a versificar sobre la muerte, esa desconocida, regresando a ese origen genesíaco.  Pero también es intimista, se desplaya en su mundo interior, le borbotea lo primigenio al tutearse con la soledad, con su cuerpo manipulado por fuerzas externas y, por supuesto, con la noche, esas últimas horas del día cargadas de sorpresas; hay una especie de poemas nocturnos donde le brota lo más auténtico del ser, donde se encuentra pasmado en su habitación entre sus cosas cotidianas, reflexionando sobre un difícil viaje,  el significado de la existencia o sobre la utilidad de la escritura.  Finalmente, llama mi atención que algunos poemas estén marcados como “Poecrónica” donde además se anota el lugar específico donde se concibieron y quizá se escribieron al menos en su primer borrador. De esta manera, vuelve aquí Murrieta, en las poecrónicas, a combinar la realidad temporo-espacial objetiva con el lirismo y la abstracción poética pero, además, acorde al título Los días primigenos, transmite un asombro primitivo, es decir, primigenio, como si sus ojos fueran los del primer ser humano que descubre el amor, la muerte, la naturaleza, es decir,  la misma vida…

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2021. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.