Andrés Henestrosa nació en Ixhuatán, Oaxaca, el 30 de noviembre de 1906. Hasta la edad de 15 años, se expresa en lenguas indígenas.
En 1927, a sugerencia del maestro Antonio Caso, escribe los mitos, leyendas y fábulas que oralmente refería. De esa manera, redacta el primer capítulo de su obra publicada en 1929, Los hombre que dispersó la danza. Tras la frescura de su pluma, Henestrosa esconde la orgullosa nobleza que brota de una condición indígena, tan profunda como remota y sorprende al mundo literario con una de las páginas más hermosas del género epistolar: Retrato de mi madre, fragmento de una carta a Ruth Dworkin, escrita en Nueva Orleáns, el viernes 17 de agosto de 1937.
En la dispersa y variada obra que se acompaña de prólogos y contribuciones a infinidad de libros, muestra una línea paralela a la de su ser y sentir: la exaltación de su pueblo y de nuestro pasado indígena, la defensa del espíritu liberal y el estudio y valoración de las expresiones nacionales.
