Enciclopedia de la Literatura en México

Pedro Muñoz de Castro

Según las noticias de Beristáin,[1] Muñoz de Castro fue natural de la ciudad de México; bachiller, teólogo de la Universidad y presbítero del arzobispado. En 2004, el investigador peruano, José Antonio Rodríguez Garrido, descubrió un escrito de este autor en defensa del padre Vieira (a partir de la polémica desatada por la publicación de la Carta atenagórica de sor Juana), titulado Defensa del Sermón del Mandato, y encontró en el Archivo General de Notarias[2] los siguientes datos:

Pedro Muñoz de Castro, cuyos fueron estos papeles, se examinó de escribano en el año de 1686 a 29 de abril, día de san Pedro Mártir, su santo de su nombre; fue escribano seis años asta el de 1691, que se ordenó y cantó misa, y el tiempo que fue escribano hubo el oficio de provincia de Joseph Muñoz de Castro, su hermano, como su Theniente, y quando cantó misa fue por el año 1658 y falleció el día sávado 7 de diziembre a las 7 de la noche del de 1718; su edad, 60 años, 7 meses y 7 días.[3]

"Fue –escribe Beristáin (loc. cit)– ingenio fecundo, de erudición amena y de laboriosidad y estudio infatigables”. En efecto, fue un autor prolijo. Los primeros testimonios de sus obras son las composiciones con la que participó en el Triunfo parténico.[4] Aunque en los preliminares de la Defensa del Sermón del Mandato, él mismo escribe “ no son las letras mi passión” y confiesa haberse dedicado a ellas de los 12 a los 21 años,[5] Muñoz de Castro se mantuvo en actividad literaria casi constante. Después de su participación en el Triunfo…, compuso, en 1685, la Descripción de la solemne venida de la imagen milagrosa de Nuestra Señora de los Remedios…[6] (que reproduzco aquí); vendría después la Defensa del Sermón del Mandato (manuscrito de 1691, como ya señalé, recientemente descubierto). No vuelve a haber registro alguno de obras suyas hasta 1696: Elogio al patriarca señor san José (México, Carrascoso, 1696). Para José Antonio Rodríguez Garrido, la escasa producción durante estos años pudo deberse a su dedicación a la escribanía (a partir de 1686). Sin embargo, hay que tomar en cuenta que, como asegura Beristáin, buena parte de su obra se publicó a nombre de las instituciones que se la encargaron (cabildos –eclesiástico y civil–, Universidad, diferentes conventos, etc.).

A partir de 1696 hasta 1718 su actividad fue constante: sermones, villancicos, poemas en preliminares de diversos autores.[7] Además de los textos del Triunfo... y del elogio a san José, Beristáin registra las siguientes obras:

Exaltación magnífica de la betlemítica y mejor Jericó americana. Descripción de las fiestas de Mégico por haberse erigido en orden religiosa la congregación hospitalaria de los betlemitas (México, María de Benavides, 1697).

Poesía en honor de san Juan de Dios (dentro del certamen por la canonización del santo; México, 1702).

Ecos en los cóncavos del Carmelo... Mausoleo y descripción de las honras que celebraron las religiosas carmelitas de México... (México, Viuda de Miguel de Ribera, 1717).

José Toribio Medina[8] añade unos Villancicos que se cantaron en la santa iglesia metropolitana de México en honor de María Santísima en su Asunción triunfante (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1699). Méndez Plancarte[9] incluye dos letras de otros Villancicos a la Asunción (México, Jáuregui, 1717).

Por mi parte, puedo añadir varias composiciones sueltas incluidas en el volumen Poemas varios de Juan Antonio de Segura, manuscrito, en el que se recogen textos de diversos poetas que se reunían en una especie de Academia literaria, que sesionó entre 1717 y 1725 (ca.),[10] en cuyos inicios fue Muñoz de Castro un activo colaborador e incluso presidente. En el manuscrito se da la noticia de su muerte:

Murió el licenciado don Pedro Muñoz de Castro, de quien en algunos versos que ay suios en este tomo conocerás el vivo espíritu que le influía, y aviéndose en la muerte arrepentido, me entregó muchos versos satýricos para que los quemara, orden que executé a la letra luego que murió; lo qual causó no leve sentimiento en algunos discretos que apreciaban mucho sus sales...[11]