Obtuvo el título de Médico Cirujano en la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), en 1955; realizó sus estudios de posgrado en el University Hospital de Maryland, en el Mount Sinai Hospital de Nueva York, así como en The New York Hospital Cornell; cursó la especialidad en el Instituto Nacional de Cardiología. Se desempeñó profesionalmente como cardiólogo y responsable de los servicios médicos en diversas instituciones y hospitales, como el Instituto Nacional Indigenista (ini) (1962-1968), el American British Cowdray Hospital (1965), la Comisión Federal de Electricidad (cfe) (1976-1997), la Dirección General del Instituto Mexicano del Seguro Social (imss) (1980-1982), el Hospital Mocel y el Hospital Humana; fue presidente del Mexican Scientific Council Weisman Institute (1967-1969). Fue asesor del Fondo de Cultura Económica (fce) (1973-1978). En la unam ejerció la docencia y fue director del Colegio de Ciencias y Humanidades (cch) (1970). Fue colaborador de la sección editorial de Excelsior, con reflexiones sobre la calidad de vida humana (1990-2004). En colaboración de sus hermanos Teodoro y Fernando, el primero, también, cardiólogo, y el segundo, psicoanalista y escritor, introdujo en México el concepto de “medicina humanista”, que se revela en su libro Ser médico.

Eduardo Césarman Vitis fue ensayista y narrador. En sus libros de ensayos concilia la visión científica con la humanística, a través de un sentido filosófico del problema del conocimiento, de la enfermedad y de la desintegración humana: “El hombre, para Eduardo Césarman, se mueve en un mundo donde se oponen la esperanza del orden y la inmensidad omnidevoradora del caos”. En su narrativa se advierte el mismo propósito en una prosa llena de humor y sátira, como en Trompa Talega, que cuenta la historia, aventuras y muerte del protagonista homónimo, escrita a manera del tradicional corrido mexicano. El mismo tono está en Con alguna intención, sobre las diversas formas eufemísticas de nombrar a las nalgas; Cuarto menguante, escrita a manera de diario (y reescrita después en versión poética), es nuevamente la confluencia de la reflexión filosófica y la autobiografía, en la que el autor recorrió la historia mitológica del hombre, desde la antigüedad hasta la modernidad, en la que se nota cierto escepticismo y humor amargo, vertientes que deja ver, también, en su libro de ensayos Los motivos de Sísifo.