La obra de Carlos Monsiváis ocupa en México el lugar de la conciencia crítica que toda la cultura viva exige: no existió hecho de relevancia social, política o cultural que haya escapado a su mirada panóptica, ubicua, ni a la ironía de su pluma sin reposo. Testigo y cronista distinguido de esa variante del absurdo llamada realidad nacional, comentarista acre del dislate travestido de declaración pomposa; ensayista y crítico de lucidez mordaz, más allá de ese Monsiváis público hay otro, menos frecuentado por los lectores y la crítica: el narrador de ficción, autor de ese devocionario iconoclasta y demoledor de la fe gazmoña y convenenciera: el Nuevo catecismo para indios remisos.
Afirma la compiladora de este volumen: “un grupo de intelectuales, académicos y escritores, decidimos romper el hielo y escribir sobre el Nuevo Catecismo… para abrir brecha y acercarnos a una obra de ficción que ocupa un lugar especial dentro de la literatura mexicana”