Luis Armenta Malpica es una de las voces más genuinas de la poesía mexicana actual. Genuina en el sentido de genealogía, árbol, genio, generosidad en su forma de abrevar y homenajear a sus maestros. En una mezcla de mito primigenio y casa ancestral, sus versos son líneas trazadas con singular sentido de la estética, la música y el canto popular. Borges, Vallejo, Rojas, así como Celan, Dylan Thomas y Mozart crean una música nueva, si bien no novedosa, nueva porque viene para hablarnos de algo no dicho antes, o dicho de forma tan singular que lo lleva a la originalidad que se alcanza en las aguas del origen. Luis Armenta Malpica tensa su lenguaje a partir de la eterna tentación de un retorno al pasado o de la escritura destinada a proyectar un devenir. Es sin duda uno de los poetas mexicanos cuya trayectoria no cesa de crecer. En El agua recobrada este autor nos presenta una poética que mana del agua apenas bajando de los montes nevados donde, más que la dureza del hielo, se percibe la blancura de la memoria, la inocencia del habla cuando ha recuperado el fluir entre piedras, eso que todos deseamos apresar, como si fuese tiempo hecho palabra, alta poesía desprendiéndose de lo que no pule a su paso.