Como si se tratara de las partes de un conjunto mayor del que Diana del Ángel ha empezado a encontrar algunas piezas sueltas, los dos libros que conforman Vasija nos ofrecen dos momentos cruciales en la vida de la autora junto a dos distintas maneras de darle forma a la materia poética que ha sabido extraer de ellos. Construido a partir de la inquietante imagen de la mariposa Itzpapálotl, el primero, Cuatro espejos, detalla un proceso de transformación personal que cobra carácter iniciático: desde un pasado prehispánico —que circula renovado en todas las líneas del libro—, pasando por el brillante registro del ciclo de la vida de las mariposas, hasta el rito que culmina, con el paso de una edad a otra, en la transmutación de la experiencia en poesía. En el poema que da título al libro, Diana reconstruye, a partir de fragmentos dispersos que acaba incorporando como partes de su propia vida, una infancia rota que sólo podría haber sido reconstruida mediante la palabra. Publicado por primera vez en 2007 en las ediciones Hojas Sueltas, este poema despliega una disposición y un juego tipográficos tales que en cada edición resulta distinto, lo que hace de él un objeto poético que propicia una suerte de ars combinatoria, tanto en sus contenidos como en su inmediata materialidad fragmentaria, que invita al lector a unir las partes de múltiples maneras. Así, en la figura interna del libro, reflejo de una precisa estructuración de las formas sobrepuestas y cambiantes —los espejos desenterrados y el cántaro roto—, le será posible percibir, junto a los primeros aleteos de la oscura mariposa, el polvo colorido de un canto que ha quedado en el papel como sedimento de su vuelo.
Otras obras de la colección (La Hogaza / Poesía):
Obras por número o año
Obras por género literario
