A los gatos jazz, igual que a los insectos monárquicos, / tambien les corre sangre azul. Un azul desesperado como el cielo de Arles de Van Gogh. / Un azul aceitoso como el detergente líquido / con el que se limpian los retretes. / Un azul que se quedó a una nota de ser negro.
Hasta en los golpes del carnicero, que secciona en bistecs a una vaca, se puede detectar un ritmo cuando el Diablo te destapa los oídos.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2024. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.