En Picnic frente al abismo, Fernanda del Monte teje una experiencia literaria de muchas capas y recortes; con un lenguaje lírico y experimental, la autora despliega una temporalidad fragmentada en la cual los recuerdos, los sueños y el presente convergen en un instante. Un sentir existencial vertiginoso recorre estas páginas: la voz narradora se enfrenta tanto al peso de la cotidianidad y la repetición, como al precipicio del deseo y también a la contemplación que genera una temporalidad profunda desde los silencios vividos.
La escritura de la autora aparece como un trance, un ritual de conciencia expandida donde lo real se entrelaza con lo imaginado; recorre sueños propios y ajenos, nutre su prosa de referencias culturales y filosóficas, otras escrituras y espacios reales y ficcionados. Cita como si construyera un tapiz de mundos que reverberan con los ecos de la hauntología.
Picnic frente al abismo no es un relato convencional, es un itinerario poético construido a partir de diversas temporalidades que posibilitan múltiples narrativas.
