Poemas como el paso desconcertante de una cascada en medio de la habitación. Villafuerte se abre, se revela en la íntima cotidianidad para ofrecernos su vida en trozos con el desfallecer del día. Navegamos cada minuto de su inefable agonía nocturna, con el pelaje atento, porque descubrimos en sus palabras la tragedia consumada o bien la simple (no menos angustiosa) epifanía del iluminado que ha aprendido a vivir alegrías superficiales bajo la capa epidérmica. Una cacofonía táctil, si se quiere, una sombra que se derrama en la autoconciencia.
D. S. Avendaño
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2019. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
