Como eco interminable, la voz no consigue superar la adoración de las cosas. Así, el lenguaje se multiplica, cambia de color y surgen nuevos signos, otros símbolos. Jorge Asbun Bojalil husmea, hurga en otras posibilidades rítmicas, expresivas, para conseguir un universo de palabras. Sin violencia lingüística, consigue, no obstante, un revelador decir. A través de cuatro instancias, los grandes temas surgen para confrontar su visión del mundo e instaurar su expresión estética y comunicativa, puesto que la Poesía constituye un espacio, un territorio donde las palabras y las frases se transforman en sentimientos y emociones.
Hipotextos, sinestesias, versos reveladores, contundentes, a maneras de sentencias, determinan la bitácora de este poemario que consigue un Rumbo navegable. Evocación, sí. Mirada lánguida que se tiende sobre el mundo como una espuma ociosa; acaso con afán de perentorio de volver al Origen, a la fuente numinosa, divina, como ser espiritual condenado a la esfera terrestre: he aquí ese universo lírico abordado por el poeta que oficia, penetrando a esa dimensión lingüística donde el autor, metamorfoseado en alquimista -puesto que nace con ese don- extrae la realidad y la modifica.
Óscar Wong