Enciclopedia de la Literatura en México

Mandrágora

EL GUSTO POR DARLE NOMBRE A LAS COSAS Una de las alegrías de la poesía es, que es atemporal y, desde esa simiente surge el primer fruto poético de Jorge Arturo Reyes: Mandrágora, pues bien, el poeta crea su propio mundo, su interés por nombrar las cosas, de asumir el poema como única vía de transformar el instante, el tiempo; la imposibilidad de retenerlo, de cambiarlo. El poema, si debemos llamarlo por antonomasia; a ese cuerpo lingüístico que establece ese vínculo con la palabra, al designarla propia para tal intensión, se cumple la premisa del poeta, que hace y rehace a su medida el tiempo. El poeta lo logra retener en sonidos, imágenes, que para bien de los lectores, aquí la prueba de que el poeta, ha comenzado a caminar sin la piedra en el zapato, es decir, surge Mandrágora con la posibilidad de comunicar eso que trae el poeta dentro de sí, amor, soledad, silencio; deseo de ser escuchado, de esa forma la muerte va sucediéndose en metáforas hasta hacerse visible en los objetos cercanos al que escribe. La voz adánica que surge en este poemario, es la relación y la recreación de un pasado que se hace vivo en los poemas de este autor.

EDUARDO CERECEDO

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2012. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.