"Si tú quieres ser corrupto es tu bronca, pero no me pidas corromperme o corromper a un tercero, tampoco me pidas hacerme de la vista gorda o ser tu cómplice en asuntos que impliquen robo, desfalco, engaño o cualquier otra conducta criminal. Es más, aunque seamos amigos, ni siquiera me lo platiques porque, en nombre de nuestra amistad, prefiero no saberlo. Las enseñanzas de mis padres y mi vida de anarquismo me lo permiten".
El párrafo anterior configura una breve síntesis del pensamiento de Luciano Cano Estrada, escrito-personaje de la vida real que encontramos novelado en la pluma de Javier Serrato, mismo que nos permite atisbar lo que fue el estilo de vida de un cierto número de funcionarios públicos durante las administraciones en este nuestro México lindo y querido dirante las dos o tres ultimas décadas del siglo veinte. La frase " el que no tranza no avanza" es un ode esos dicharachos que el ente corruptor siembra en la cabeza del jodido, o del no tan jodido pero ambicioso que se dice: "ese ojete tiene lana, cohces viejas, viajes, vida burguesa de hombre honesto dedicando al trabajo fecundo y creador... ¿por qué to no?"
Sin embargo, Los secretos de Luciano, lejos de ser un libro de denuncia, nos muestra la vida de un hombre consecuente con sus ideologías y forma de ver la vida, amigo de los amigos, a quien le facinan las ujeres pero que no engaña a ninguna. No obstante, no se trata de un ser idilico, místico y perfecto, nada de eso. Es complejo.
En resumen, Luciano es alquien que desde el más allá parace decirle a los políticos de ayer y de hoy, de estos tiempos que corren: "tienen el valor o les vale".
Salvador Bretón, 2012.
