Fábula de la mantarraya quinceañera : farsa trágica en dos actos

Alejadas de sí mismos y reunidos por la tragedia, siete verdugos son siete víctimas en una casa que ya se ha vuelto tumba y Fábula de la mantarraya quinceañera, obra en la que siete personajes han encontrado autor. En ella, se busca la plenitud de la vida a través de las pasiones, las cuales auscultan el pecho de las sombras y provocan un destino que abre su compuerta. Todo se vuelve irrefrenable en una realidad esquizoide, zanja en la que transcurre una guerra de siameses. Mediante esta lucha de voces paralelas, la fantasía enlaza territorios dotados de razón y de locura, descubre la aridez que ordena la rutina y construye el espejo de la ausencia para observar al doble con su reencarnación. De este modo, se invoca la presencia de lo que oculta la carne y se escabulle en la ciudad de la mente, lugar que frecuenta la arquitectura del caos por ese apego a los fantasmas que transitan la memoria, donde el amor es un laberinto que nos entrega a la muerte. Aquí lo extraordinario no pertenece a Dios ni a la costumbre; se genera por el hombre que busca su naturaleza y ritualiza el deseo. Lo demás, son variantes del vacío, esqueletos que fundan la cripta de insatisfacciones. Pero no se pueden negar las alas de los ángeles auténticos porque la prolongación del disfraz es la mortaja. Por ello, Ruga Argüelles despoja al mar de sus trincheras, encara a los demonios de la sangre y hurga en la esencia de sus protagonistas, dejando sobre los rostros su propuesta: que las máscaras copulen con sus máscaras.

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2004. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.

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