…”En efecto, como ya he dicho y escrito en más de una oportunidad, determinados escritores de cartas de lectores o artículos, somos censurados de las páginas de los diarios de mayor tirada del país, por lo que somos y representamos desde el punto de vista político, ideológico o religioso. Y esto que afirmo no es para nada una exageración ni tampoco una expresión producto de algún resentimiento.
Efectivamente, para el mundo moderno y para lo que en él se considera políticamente correcto, las tengo todas en contra para que mis escritos puedan ser publicados en esos medios. Soy católico, nacionalista y militar… y si por si esto fuera poco tengo el agravante de ser un apasionado “carapintada”.
El mundo de lo que se considera políticamente correcto, para demostrar su amplitud de pensamiento y su condición democrática, puede admitir publicaciones marxistas o liberales, judías o musulmanas, pero lo que nunca va a aceptar el modernismo progresista, es una posición moralmente cristiana y políticamente nacionalista porque ambos conceptos están catalogados de fundamentalistas, extremistas, golpistas y antidemocráticos.
Siendo esta la realidad que nos incumbe, podemos concluir que si la llegada al público de nuestro pensamiento expresado en cartas de lectores o artículos dependiese de la difusión de los diarios de mayor tirada, la sociedad jamás se enteraría de las opiniones de quienes, de alguna manera representamos al sector conocido como “carapintadas”. A excepción, claro está, de la importante difusión que posibilita el uso de internet con los blogs y páginas afines como también el resto de las redes sociales. Pero insisto, en los diarios poco y nada, salvo excepciones como el diario La Prensa.
Y es precisamente ahí, en esta situación de condena de silencio que la serie de libros Testimonios encuentra su sentido"...
Del prólogo del autor