Ricardo Becerra es autor de este libro apasionado y pionero en muchos campos, su faceta más permanente y definitoria es que Temblor del aire se fue haciendo más hondo e intenso, más comprometido y humano poema a poema. La impar vastedad de los mismos, en temática, en formulaciones líricas y definición de sentidos resulta incomparable.
Su camino como poeta se inicia con una apuesta arriesgada, la de rescatar la validez de lo lírico con lo sustancial de su lenguaje. Luego intensifica líneas peculiarmente telúricas, comprometidas socialmente, con verso combativo, solidario, denunciante, y más tarde se arremansan esos ardores y su poesía va más hacia su propio yo. Entonces nace el poema del visionario, con sus implicaciones liberadoras, su capacidad primordial para romper con todas las ataduras circunstanciales y materiales, y lo eleva hacia una poética especialmente depurada que, al final, en la que acaso sea su mejor poesía, lo incorpora, desde un cierto escepticismo que no ignora la presencia de esencialidades y misterios, a la religiosidad, a la intimidad amorosa por los hijos. Poesía, ésta de Temblor del aire marcada por los propios pasos del poeta sobre la tierra, por sus vueltas y revueltas, sus encuentros y rechazos, sus pasiones y combates.
Una de las aventuras vitales más complejas y ricas de la de la poesía jalisciense poscontemporánea que encarna en un novísimo poeta comprometido con los acontecimientos de su tiempo y, quizás uno de los últimos que levante esa bandera.
Este es un libro deslumbrante en sus apariciones, como ésta:
el hombre, tierra humana
camuflage de hierba
siente por una espina
su corazón atravesado
si una zarza cae y arde
Patricia Medina
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