El mito griego cuenta que Casandra recibió de los dioses el regalo de la adivinación y el castigo de que nunca nadie le creyera. Cassandra Fedele, fiel a su nombre, fue bendecida con el don de la palabra, el arte oratoria y la filosofía, y castigada con el olvido. Dice la leyenda que aquella mitológica Casandra hablaba conducida por la locura. Ésta, la que presentamos, lo hace bajo la influencia de la razón y del pensamiento humanista.
Alejandra L. Salinas Guillén (México, 1980) es Maestra y candidata a Doctora en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca. Realizó sus estudios de licenciatura en Letras Clásicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha trabajado como profesora de Latín, Griego y Literatura. Pintora y nadadora por amor al arte.
