Ésta es una historia emanada de una vida cotidiana implacable y atroz. Neta deChilangolandia. Incomplaciente. Una vida en el que el desconsuelo, la ilusión vuelta un madrazo en la cara, el infortunio más desgarrador, van de la mano. No hay concesiones en una existencia de esta naturaleza y menos se puede escribir de estos temas si no se han vivido en carne propia.
De ahí que Cincuenta centavos se siente real. Porque lo es. Porque no hay investigación de campo atrás de ella, sino angustias nocturnas, sed de acercarse al otro, fuego inextinguible. Por eso, Castañeda Rojano la escribió, porque la traía en sus entrañas. Contiene una de esas cuantas, contadísimas y afortunadas novelas que terminan por desbordar a su autor: si no meescribes te engullo, si no me escribes te extraigo la sangre y me la bebo en un cótex, y cuya frescura, cuyo vigor, cuyo arrojo, siempre son envidiables.
No es común que en medio de la producción literaria encaminada a la venta masiva de libros por encima de la hondura, una novela como ésta vea la luz; menos es común que la vida de los suburbios interese a los editores de ficción literaria. ¿No están ahí las listas de las 100 mejores? ¿Para qué arriesgarse por un lector nuevo, por una propuesta underground? Porque eso tiene esta novela. Estamos hartos de que los mismos escritores contraculturales se pavoneen como héroes culturales. Ahí les va uno de a de veras, cuya única pretensión es que una mujer le abra las piernas con esta historia. Quien quita y se le haga.
Eusebio Rubalcaba
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2008. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
