Los poemas de Instrucciones para destruir mantarrayas han sido construidos con materiales carentes o escasos de luminosidad. Toda presencia (si la hay) muestra signos de poseer alguna deformación. Lo único que es revelado a partir de los textos es el aguijón indestructible de lo real que puede ocultarse incluso en una plegaria —como la voz de la muerte en las amapolas de cummings.
En resumen, el autor apuesta todo por lo bello, bueno y verdadero: mantarrayas, Patrick Bateman y un Dios en forma de motosierra.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
