Poemas que son cuadros en una galería desierta. Retratos urgentes de vidas entrevistas. Sombras de cuerpos que significaron el amor.
Hasta aquí, dice el poeta. Y se refiere al lugar a donde llegamos, de donde partimos, donde quisiéramos estar.
En los escenarios de la extranjería y lo doméstico, las ciudadanías se borran para dejar al descubierto los dramas humanos; las conversaciones dan lugar a entendimientos que provienen de lo que todavía no decimos; los muertos amados regresan para volverse a morir, como corresponde.
Este poemario representa un giro en las indagaciones poéticas de Bravo Varela, introduce una afinación distinta en los sentidos que lo apuntalan. Como un álbum de recuerdos con fotos intrusas, nos orilla a reordenar la memoria, a sorprendernos con ése que de pronto somos y a abrirle espacios de azoro y nostalgia a ese otro que no somos pero aparece para decirnos, de cuerpo entero, tanto de nosotros mismos.
