Los relatos aquí presentados nos hacen sonreír y al mismo tiempo sentir la acidez de nuestras calles. Se utiliza como fondo una ciudad que parece ser La Paz, pero que puede ser cualquier ciudad, cualquier ambiente donde las sustancias liberen como válvulas de escape los vapores del espíritu, o los enjaulen en el orden babilónico de patrullas y dealers. Con rolas de los Creedence y ángeles idénticos a Jim Morrison, futbolistas que celebran loqueando la victoria de sus vidas o tiranosaurios que mastican los sueños del barrio, vamos consumiendo la narración hasta que se acaba el último gramo de palabras, y regresamos crudos y temblorosos a nuestra vigilia.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
