En literatura, el regreso a la estructura ortodoxa de la cuentística no es un retroceso, sino un nuevo aliento, es precisamente lo que ofrece Juan Luis Nutte con esta serie de cuentos cortos, cuyos personajes femeninos llegan a ser amados a pesar de su desamor, donde el lector siempre encontrará finales sorpresivos.
Si de influencia francesa se puede hablar habría que señalara dos cosas: la economía de las palabras y el humor negro, y como consecuencia, el dinamismo de los textos que atrapa rápidamente al lector. La temática constante de las tres partes en que se divide el libro –“Historias urbanas”, “Historias dispersas” y “Relatos para no querer”- son, además de las ya citadas, las pruebas de amor que llegan a los excesos, que más parecen pruebas de desamor en una sociedad donde los seres humanos se comen así mismos a la menor provocación.
Amor y desencanto no sólo son conceptos sino formas de vida que llegan a situarse en los infiernos y paraísos de las relaciones amorosas. Quien tiene y vive con el amor busca la forma de no perderlo, lucha contra las sombras imaginarias, no contra realidades; cuando se carece de él, el ser humano desea obtenerlo, vuelve a buscar a quién, cómo y en qué forma puede ser amado y amar al mismo tiempo. Los cuentos de Juan Luis Nutte son la representación literaria del desamor constante de fin de siglo, a través de las metamorfosis de los personajes y las anécdotas que pecan de románticas, las cuales sugieren abrir otra puerta en la que se observa la desfachatez del hombre, depredador de sí mismo.
Si el autor dice que ninguno de los personajes de este libro está tomado de la fantasía, es presumible decir entonces que están tomados de la realidad; podríase por lo tanto cuestionar al lector ¿con cuál se queda, con la realidad o con la fantasía?
