Ya desde la época de los Contemporáneos existía en nuestro medio un gran interés por el pasaje bíblico de la lucha de Jacob contra el ángel. De ese mismo episodio se sirve Hernán Lara Zavala para crear una imagen que le permita dar unidad y sentido a su libro de ensayos. En Contra el ángel, Lara Zavala nos hace testigos de la lucha que han tenido que librar algunos autores cercanos a él -tanto en lengua inglesa como en lengua española- en la búsqueda de la vocación y en la consumación del arte. El enfrentamiento de estos escritores contra el ángel les ha permitido atisbar la imagen de la divinidad, pero asimismo les ha causado una lesión ética y espiritual irremediable. Entre los autores aquí reunidos desfilan Wilde, Joyce, D. H. Lawrence, Graham Greene, Henry Greene y William Trevor, entre los británicos; Nabokov, Upkide.
El de este libro es un tema que ha intrigado a no pocos artistas, De Eugene Delacroix a Thomas Mann y de los Contemporáneos a Sergio Pito!. En el ensayo que le da título, Hernán Lara Zavala se pregunta «¿No es cierto que el verdadero artista debe sostener también e invariablemente una lucha semejante a la de Jacob?». La apetencia del mundo, pero al mismo tiempo su renuncia en pos de alcanzar la obra soñada.
Hernán Lara Zavala nos entrega una colección de ensayos que bien puede ser vista como una bitácora de lecturas, aquellas que más han influido sobre el autor y han fijado sus gustos estéticos, pero también como un gran mural cuyo tema es la lucha contra el ángel. Un lúcido testimonio de ese «combate invisible pero feroz -como lo llamara Vargas Llosa- contra la incertidumbre, el desfallecimiento, los imprevistos y demás obstáculos que, según la imaginación romántica, el creador debe vencer para producir una obra maestra».
Contra el ángel se conforma no como una miscelánea, sí como un testimonio de admiración y una crónica de ese debate interno llevado a cabo por cada autor con sus obsesiones y demonios: su muy particular forma de enfrentar lo que Sergio Pitol llamó «el combate entre la tentación del mundo y la soledad indispensable al proceso de creación».