Fernando Curiel es un hombre de numerosas facetas. En Tren subterráneo aprovecha las líneas del metro para realizar una travesía mundo adentro, al tiempo que sus ojos abarcan las rutas del México del subsuelo. El resultado es un libro de aforismos, género difícil al que se acercan sólo los buenos estilistas. No se le hacen ascos al cinismo, se aceptan los juegos de palabras y se condena inmisericordemente cualquier lastre que impida al vuelo de la frase redonda, capaz de conquistar la complicidad de los lectores con la contundente sabiduría de que "Nada encoleriza más a los Dioses, sábetelo, que una pareja a salvo" o "Eres, Eros la piedra y el tropiezo" o "Lo primero que se pierde en una separación es la soledad", o tantos otros epigramas y aforismos que se omiten para no citar el libro entero.
Beatriz Espejo
