Estructurada como una crónica narrada por uno de sus protagonistas, La campaña refiere la aventura, épica y romántica a la vez de la lucha por la independencia que llevan a cabo unos pueblos sometidos a un yugo inoperante y caduco. Al socaire de la romántica aventura sentimental de su héroe principal —el joven criollo rioplatense Baltasar Bustos—, inficionado de ideas ilustradas por un ex-jesuita llamado Julián Ríos —el autor traza el cuadro de los diez primeros años (1810-1820) del movimiento insurreccional contra la corona española en unos momentos en que también España lucha por su propia identidad.
La américa española es presentada como un mundo paradójico y complejo, obstinado en no admitir — es ese siglo que todavía es el de las luces— mas que una única salida, de la que están excluidos y silenciados los elementos indígenas y mestizos que componen precisamente esa complejidad, esa pluralidad abigarrada y real de un mundo furiosamente abocado a la modernidad,
Dueño de una prosa incisiva que no condesciende con la realidad, Carlos Fuentes (1929) nos sorprende con una novela llena de matices y claroscuros, donde la escritura funda una nueva historia a partir de la víspera del 25 de mayo de 1810, día de la revolución de Independencia argentina. En estas páginas se recrea la intensidad vital de un momento privilegiado al tiempo que se traza una reflexión crítica sobre América Latina y su destino histórico.
Baltasar Bustos, un estudiante de derecho empleado de la Audiencia de Buenos Aires, se introduce en la recámara del presidente de esa Audiencia y reemplaza a su hijo recién nacido por un niño negro, hijo de una prostituta enferma y azotada públicamente en el puerto de Buenos Aires. Horas más tarde el edificio se incendia y deja irreconocible el cadáver del niño negro. El hijo legítimo es entregado a esclavas.
Mientras tanto, una juventud ilustrada por las lecturas de Voltaire, Rousseau y Diderot e impulsada por el espíritu irrefrenable del romanticismo se lanza a la lucha por la independencia de sus países del dominio español. Sin embargo, las ideas políticas y las pasiones que levantan son matizadas por los temperamentos propios de cada región y por el carácter de los protagonistas, quienes siguen derroteros propios en la búsqueda de una identidad. Además de tender puentes y cimentar parentescos entre los pueblos de nuestro continente, Carlos Fuentes fusiona con su inimitable estilo la novela con la historia para completar uno más de los círculos en el tiempo que su pluma ha ido trazando.
