Enciclopedia de la Literatura en México

Silvino M. García

La pobreza de sus padres lo obligó a abandonar tempranamente los estudios para ingresar en un taller de carrocerías en su estado natal. Emigró con su familia a los Estados Unidos y trabajó como ayudante en los talleres de herrería de los ferrocarriles en Laredo, Texas. Sostuvo sus estudios elementales con la venta de periódicos de filiación revolucionaria El Mundo y El Chinaco, que influyeron en su pensamiento y lo orientaron hacia el periodismo de combate. Miembro del Partido Antirreeleccionista, en enero de 1911 se levantó en armas acompañando a Madero, de quien fue uno de sus más entusiastas colaboradores. Al firmarse los Tratados de Ciudad Juárez se retiró a San Luis Potosí, donde fundó y presidió el “Club Mariano Jiménez” para apoyar a Madero en su campaña presidencial. En noviembre de 1911 fue nombrado cónsul de México en Brownsville, Texas, cargo que abandonó para combatir la insurrección de Pascual Orozco. Regresó a San Luis Potosí, donde lo sorprendió la “Decena Trágica”. Se incorporó a las fuerzas constitucionalistas con las que participó en las tomas de Matamoros y Tampico, como comandante militar. En Puebla formó el batallón “Belisario Domínguez”. Fiel al constitucionalismo colaboró activamente en las campañas antizapatistas en Michoacán y realizó una gira por los estados del centro y norte del país para desacreditar las campañas villistas contra Carranza. Durante el gobierno carrancista ocupó importantes cargos militares en Veracruz y Chihuahua. Estaba en Parral cuando se firmó el Plan de Agua Prieta; logró escapar del general Héctor Ignacio Almada y decidió exiliarse. En Ciudad Juárez se encontró con el general Calles, con quien se dirigió a la capital. El gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, lo invitó a colaborar con él. Ahí se dedicó al cultivo de la lírica. Publicó numerosos artículos y composiciones en verso en El Constitucionalista, de Brownsville; El Día, de Matamoros; Tierra y El Rayo, de Tampico, entre otros.

Silvino M. García Alvarado se distinguió como orador enérgico, de expresión clara y sencilla, característica en su prosa y sus versos. En ambos géneros combatió la dictadura porfiriana y a defender los intereses del pueblo. Vibraciones revolucionarias recopila sus artículos publicados en el periódico Tierra, de Matamoros, fundado por él y los capitanes Everardo Torres y Fausto Garibay, después de la toma de la ciudad. Líricas recoge parte de su producción poética escrita en Veracruz.