Enciclopedia de la Literatura en México

Joaquín Gómez Vergara

Ángel Muñoz Fernández
1995 / 29 nov 2017 08:53

Nació en Guadalajara, Jalisco (se ignora la fecha), y murió en la Ciudad de México en 1894. Novelista y periodista. Ocupó diversos cargos diplomáticos en París, Madrid y Roma. Fundó Juan Panadero en Guadalajara y Juan Diego en la Ciudad de México.

Notas: Escritor costumbrista y humorista.

 

Joaquín Gómez Vergara nació en Jalisco el año de 1840. Realizó estudios en el Seminario Conciliar de su ciudad natal y posteriormente inició la formación de farmacéutico, pero la abandonó debido a la muerte de sus padres. Colaboró como voluntario para luchar en contra del ejército francés; en las filas militares se relacionó con Ramón Corona (1837-1889). Al lado de Clemente Villaseñor y Remigio Carrillo establecieron el periódico Juan Panadero, publicado en Guadalajara. Se desempeñó en los ámbitos militar, literario, periodístico y diplomático.

A principios de la década de 1870, fijó su residencia en la Ciudad de México. Aquí dedicó su tiempo a las letras, el periodismo y la política. Ese año escribió Quien mal anda mal acaba, que apareció en el folletín de El Siglo Diez y Nueve. En este periódico también publicó Fotografías a la sombra (1871). Apoyó la candidatura presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada en El Espanto y luego alabó su administración en las columnas de Juan Diego, este último redactado al lado de José de Jesús Garay y Joaquín Romo. Gómez Vergara aprovechó los recursos materiales de este periódico para incluir en su folletín una nueva edición de Fotografías a la sombra (1873) ya que la que apareció en El Siglo Diez y Nueve se había agotado. Al siguiente año, el semanario El Domingo incluyó su obra Las cruces del santuario. Por esas fechas, también colaboró en La Edad Feliz.

En 1874 la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística lo nombró socio honorario. Participó en El Federalista, La Libertad, El Eco de Ambos Mundos y La República. En febrero de 1874, ocupó el cargo de oficial de la Legación de México en España, nombramiento en que fungió a las órdenes de su amigo Ramón Corona y al lado de Juan Bautista Híjar y Haro (1830-1897), quien se desempeñó como secretario. Probablemente, antes de salir de la Ciudad de México, Gómez Vergara y José María Vigil establecieron un acuerdo por el que aquél se convertiría en corresponsal en Madrid del periódico El Porvenir, que fungía como un órgano semioficial de la administración lerdista, en cuya fundación participó el escritor jalisciense.

Contrajo nupcias con Guadalupe Fuentes, quien, como señala Flor de María Cruz Baltazar, aprendió al lado de su esposo el oficio periodístico y se relacionó con importantes escritores mexicanos. Estas experiencias serán fundamentales para la señora Fuentes, ya que a la muerte de su marido se sostendrá por medio de la edición de El Periódico de las Señoras.

La estancia diplomática de Gómez Vergara en España cambió su visión sobre la vida en México. Se percató de que era fundamental que el país dejara atrás el aislamiento, que se relacionara con otras naciones, firmara acuerdos mercantiles y de propiedad literaria. Desde Madrid redactó la crónica de los sucesos políticos, diplomáticos y bélicos que afectaban a España y la dio a conocer en las páginas de El Porvenir. Además, se ocupó de relatar las novedades literarias que se publicaban en Madrid, las obras teatrales que se desempeñaban y las corridas de toros, entre otros espectáculos.

Con el interés de servir a su país más allá de sus fronteras, leyó los libros y las notas periodísticas que sobre la República Mexicana circulaban en España y trató de corregir errores o malas apreciaciones de sus autores. El diplomático jalisciense encontró que los editores peninsulares dejaban de lado la publicación de textos que brindaran una buena imagen de México.

Los años que Gómez Vergara estuvo en Madrid representaron la posibilidad de alternar sus actividades diplomáticas con sus intereses literarios; se relacionó con escritores de la talla de Ramón de Campoamor, Juan Eugenio de Hartzenbusch y Pedro Antonio de Alarcón, al domicilio de este último acudía para formar parte de sus tertulias. En ellas escuchó la lectura de El escándalo en voz de Alarcón, autor del texto. El cargo de oficial de la Legación de México en España y Portugal le permitió conocer a Carlos Ramiro Coutiño (1828-1897), vizconde de Oguella, quien le entregó a Gómez Vergara dos libros que dedicó al pueblo mexicano.

Joaquín aprendió portugués, lo cual le permitió traducir estos textos y más tarde darlos a conocer en la prensa mexicana con lo que obtuvo recursos para subsistir en momentos en que el gobierno mexicano dejó de enviarle su sueldo. Vale la pena mencionar que Joaquín también poseía el francés y entendía un poco de alemán, que le sirvió para desempeñar su cargo diplomático en Alemania. La inestabilidad del gobierno de Lerdo de Tejada afectó la estancia del cuerpo diplomático en España. Por este motivo, Gómez Vergara enfrentó una situación económica difícil desde mayo de 1876 hasta 1877, cuando Porfirio Díaz asumió el poder. El inicio de las penalidades económicas de Gómez Vergara coincidió con la desaparición del periódico El Porvenir, cuyo último número se publicó el 31 de mayo de 1876. Joaquín trató de obtener recursos para subsistir. Aprovechó su amistad con Ireneo Paz para ofrecerle la traducción de las obras de Ramiro Coutiño, que formaron parte del folletín de La Patria y por las que quizá recibió algún dinero.

Esta situación cambió a fines de 1877, cuando el presidente Díaz nombró a Gómez Vergara Secretario de la Legación de México en Italia y, años más tarde, en Alemania. El clima de esta nación afectó la salud de Gómez Vergara, por este motivo regresó a México en 1884, luego de cumplir una década en el servicio exterior mexicano. En la capital de la República Mexicana, participó en la redacción de La Patria de México y La Patria Ilustrada, editadas por su coterráneo Ireneo Paz. Más tarde, fundó el semanario El Domingo (1892) dedicado a las mujeres. En 1894 ya residía en Tonalá, Jalisco, como Administrador de Aduana, pero abandonó su empleo debido a problemas de salud. Por recomendaciones médicas, se trasladó a la Ciudad de México y fijó su residencia en Mixcoac, sin embargo, la enfermedad lo llevó a la muerte el 9 de julio de 1894, en la Ciudad de México.

María del Carmen Ruiz Castañeda y Sergio Márquez Acevedo, en su Diccionario de seudónimos anotan que Gómez Vergara publicó bajo el seudónimo de “Demócrito”. Por su parte, Juan B. Iguíniz, en su Bibliografía de novelistas mexicanos, menciona que Gómez Vergara “recogió los primeros lauros de poeta y literato” en la Alianza Literaria. Por lo que respecto a su desempeño como narrador, Manuel Sánchez Mármol señaló que los cuentos de Gómez Vergara titulados: Quien mal anda mal acaba y La puerta del cielo, “le franquearon de par en par la entrada a la novela. La única muestra que de ella nos proporcionó, Las cruces del santuario, sobre ser una bella concepción, nada deja que desear en su fina y exquisita textura. Bien merece, pues, figurar entre nuestros más distinguidos novelistas”.

Seudónimos:
  • Demócrito