Estudió hasta el bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón de Puebla. En 1923 obtuvo el título de abogado en la Escuela Libre de Derecho. En 1916 escribió sus primeros artículos para el periódico El Progreso, de Puebla, y en 1918 fue redactor del semanario El Futuro, del diario Cronos y de El Amigo de la Verdad (1922), de la Ciudad de México. Fundó y dirigió varios periódicos y revistas de la capital y del interior de la república: Revista Social (1920), El País (1924), El Heraldo (Guadalajara, 1927), El Debate (1931), La Palabra, Actualidades (1936), El Occidente (Guadalajara, 1943), Verbo (1948). Por motivos religiosos, en 1928 se expatrió a los Estados Unidos, donde dirigió El Diario de El Paso y La Libertad (Los Ángeles, California). Regresó a México a fines de 1931 y colaboró en El Universal (1932-1937) y en Excelsior (1939-1942). Se estableció definitivamente en la Ciudad de México. A partir de 1948 tuvo a su cargo la sección editorial de importantes diarios como Excelsior, Novedades (1957-1965), El Heraldo de México (1965-1966) y Últimas Noticias. De las publicaciones de provincia en las que colaboró, están: Diario de Yucatán; La Opinión y La Crónica, de Puebla; El Porvenir, de Monterrey; El Siglo, de Torreón; La Época (1925) y El Informador, de Guadalajara. Trabajó en Revista de Revistas, Revista Nacional y Toso. Durante 11 años dirigió el Círculo de Estudios de la Juventud Católica Femenil Mexicana y fue promotor de la rebelión cristera. Fundó la escuela primaria y secundaria Fray Pedro de Gante y fundó y dirigió la Escuela de Periodismo Acción Católica, conocida actualmente como Carlos Septién García (1949-1952).

Fernando Díez de Urdanivia, ensayista, promotor de la vida periodística del país e historiador. Por más de medio siglo registró y evaluó los hechos sociopolíticos de mayor trascendencia en la historia del México contemporáneo. Estuvo dedicado a los asuntos de la Revolución Mexicana, tanto de sus antecedentes, como de las secuelas que dejó. Resultado de ese acopio histórico es su libro La situación de México y la sucesión presidencial, publicado en 1940, y la considerable cantidad de textos publicados en diversos diarios del país. Su escepticismo con respecto a los rumbos seguidos por el movimiento político lo llevó a cuestionar constantemente los soportes sobre los que éste se ha sustentado: democracia, reforma agraria, ideología revolucionaria, sindicalismo y seguridad social. En materia literaria escribió también ensayos y artículos sobre los escritores más destacados de nuestro medio. Se ocupó de la política educativa de José Vasconcelos, de la obra de Alfonso Reyes, de Antonio Caso y otros. Es autor de la novela “Pasó la horda” y del libro monográfico, “Historia de México”.