Enciclopedia de la Literatura en México

J. Natalicio González

Estableció su residencia en la Ciudad de México en 1951. Desde muy joven ejerció el oficio de periodista de asuntos políticos y literarios en Asunción, Paraguay. Escribió en las páginas del periódico El Liberal, en Crónica, y en las de la Revista del Centro Estudiantil. Miembro y presidente del Partido Colorado, trabajó en la redacción de sus diarios: General Caballero y Patria, del que también fue jefe de redacción de 1917 a 1919. En esos años colaboró en la Revista Fígaro. En 1920 fundó la editorial y la revista Guarania. Revista Americana de Cultura. En ese mismo año viajó a Buenos Aires contratado por la empresa editorial, la “Société de Publicité Sud–Américaine Monte Domecq et Cie.”, que publicaba libros de carácter informativo sobre los países americanos. A fines de 1924 viajó a Caracas y un año después a París. Ahí fundó su propia empresa, la Editorial de Indias. Se relacionó con los grandes libreros de la capital francesa para que le proporcionaran los libros fundamentales de América para formar su biblioteca americanista. En esa misma ciudad trabajó como corresponsal de El Sol, de Madrid. En 1926 regresó a Asunción para dirigir la Revista Patria y dedicarse a empresas editoriales. En Uruguay trabajó en el periódico Últimas Noticias. Fue recluido en la prisión militar de Peña Hermosa, en Paraguay en 1934; más tarde se exilió en Brasil. En 1937 se estableció en Buenos Aires y formó parte de la empresa informativa “Andi”. En Montevideo realizó una intensa labor informativa y publicitaria. Puso en circulación la revista América Económica en Buenos Aires. En 1945 fue nombrado embajador de Paraguay en Uruguay, durante la presidencia del general Morínigo. Un año después regresó a Asunción para desempeñar el cargo de ministro de Hacienda. Miembro del Partido Colorado, asumió la primera magistratura de su país el 15 de agosto de 1948. Al no contar con el apoyo de los altos mandos del ejército, fue derrocado en 1949 por el general Raimundo Rolón, ministro de Defensa. Una de las obras más importantes durante su gobierno fue la estatización de la Compañía Americana de Luz y Tracción (calt), que luego se convirtió en la ande. Tras su derrocamiento viajó por Buenos Aires, Punta del Este y Santiago de Chile para continuar con su labor editorial. Entre 1956 y 1965 fue embajador de Paraguay en México. Consolidó la amistad con José Vasconcelos, Enrique González Martínez, Martín Luis Guzmán (quien lo acompañara en la toma de posesión como presidente de su país) y con otros intelectuales mexicanos. Continuó con la edición de Guarania. Revista Americana de Cultura en su quinta época, la primera, 1920; la segunda (1934–1937), en Asunción; la tercera en Buenos Aires (1942–1944) y con siete números, la cuarta también Asunción, en 1948. En la editorial Guarania se publicaron las obras de valiosos pensadores y literatos hispanoamericanos, como la Historia general y natural de las Indias, islas y tierra–firme del mar océano de Gonzalo Fernández de Oviedo o el Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. González Paredes tuvo un especial interés por la historia y la cultura de México; se ocupó de revisar, ordenar y preparar las obras de autores mexicanos como José María Luis Mora y Joaquín García Icazbalceta. Dejó incompleta una versión sobre la historia de México. Elegías de Tenochtitlán, es un intento por acercarse y comprender el violento, duro y doloroso espíritu de México.

Juan Natalicio González Paredes, ensayista, poeta y narrador, fue un gran pensador y militante, luchador por la emancipación de su pueblo. Su formación como hombre de letras y político corrió entre 1912 y 1925, periodo en que el liberalismo y la filosofía positivista eran vigentes en Paraguay. Los dos tercios de su obra –cuentos, poemas, novelas y ensayos– están dedicados a la afirmación de la nacionalidad paraguaya y a difundir las ideas de la cultura como herramientas de lucha. En su ensayo, Proceso y formación de la cultura paraguaya, hace una auténtica filosofía de su historia, una interpretación científica del sentido de su existencia y de las funciones de las clases campesinas en la política, así como del carácter del pueblo paraguayo. Su arraigado nacionalismo quedó de manifiesto en obras de su autoría como El estado servidor del hombre libre, El paraguayo en la lucha por su expresión, Cómo se construye una nación y El Paraguay eterno. Natalicio González fue el primero en hacer de la reivindicación del indio paraguayo tema de su poesía en con obras como Baladas guaraníes y Motivos de la tierra escarlata. En sus poemas procura la perfección de la forma, la densidad del contenido y la riqueza del léxico. Cultivó la novela de corte realista, que describe con gran pujanza el ambiente nativo del Paraguay, su privilegiado paisaje y las formas primitivas de vida que caracterizan la existencia de los hombres que habitan sus regiones selváticas. La cualidad más destacada de su novelística, al decir de Salvador de la Cruz, es presentar cuadros de gran viveza y colorido sobre las costumbres guaraníes y los mitos indígenas. Sus relatos y novelas, como El pellejo blanco y La raíz errante, son un testimonio del estado deplorable en que viven las comunidades agrarias de Paraguay, sujetas a la opresión de los poderosos.