Radicado en la ciudad de San Luis Potosí, donde estudió en el Instituto Potosino. Desde los dieciséis años colaboró con cuentos, reportajes y crónicas teatrales, bajo el seudónimo de “Rogelio”, en el diario El Heraldo. Se trasladó a la Ciudad de México, donde trabajó por varios años en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp). Formó parte de los grupos Pro Arte Nacional (1925), de los Siete Autores o Pirandellos (1927); participó en la fundación de la Unión de Autores Dramáticos (1929). Fue director artístico, gerente y director de escena de La Comedia Mexicana (1930); impulsó la ópera en Bellas Artes y fungió como subdirector de la recién creada Escuela de Arte Teatral (hoy, Escuela Nacional de Arte Teatral enat) del Instituto Nacional de Bellas Artes (inba) (1947). Sin abandonar el teatro, desde 1950, se dedicó a la cinematografía como director artístico y argumentista.

Ricardo Parada León, cuentista, pertenece a la generación de renovadores del teatro mexicano con el abandono de la falsa pronunciación castiza y al dar cuenta de la problemática de la clase media mexicana. Las obras de Parada León se caracterizan por presentar, de manera realista, los enfrentamientos entre los deseos individuales de los personajes y la sociedad que los reprime, lo que ocasiona finales de carácter dramático o trágico. La agonía, presentada como una novela escénica, desarrolla el tema del adulterio que se va transformando sorpresivamente al final de cada acto hasta concluir en el tema de la renuncia por amor, todo ello, al margen de preocupaciones de carácter moral. La esclava aborda el tema de una mujer divorciada que es rechazada por su familia y por la sociedad, mientras que El dolor de los demás plantea el conflicto familiar entre dos hermanas y el marido de una de ellas. “Hacia la meta”, su obra más ambiciosa y nunca representada, muestra el enfrentamiento entre los intereses capitalistas y los derechos de los trabajadores, en el marco de las innovaciones tecnológicas. Dentro de la cinematografía, sin embargo, sus argumentos fueron predominantemente de carácter cómico.