Enciclopedia de la Literatura en México

Tierra ganada al río

La "Tierra ganada al río" tiene eso: luce firme, luce estable, luce sólida; pero es tierra ganada al río y hay en ella, por lo tanto, un sustrato inexorable de blandura y fragilidad. Tiene aspecto de la tierra firme, pero en el fondo no lo es: es endeble, es vacilante. Ese suelo es el que pisa Alejandro, la base que Fernando Bogado concedió a su personaje. Sus dilemas, sus vicisitudes, se disponen en formatos en principio reconocibles: salir de viaje, irse lejos en procura de nuevas experiencias, desprenderse de todo y lanzarse a la aventura, para "iniciar una nueva vida". No importa que estos afanes lo lleven a Necochea o lo lleven a Bolo Horizonte: la "tierra ganada al río" del comienzo define su historia entera, lo que hace o se propone hacer, bajo un prinicipio de inconscistencia en el que nada alcanzará a afirmarse del todo.

De ahí la melancolía cabal que se impone en la novela. La opresiva sensación de vida malgastada no se diluye con la sucesión de amores difusos, ni mucho menos con la ambición de llegar a ser un "escritor maldito" (porque, ¿qué clase de escritor maldito haría de eso un proyecto?).

Bogado lanza así a su antihéroe, con su "montaña de derrotas a cuestas", a una travesía que significativamente llegará al final  a un sueño en el que la arena "no llega a ser cemento o parte de la ruta, sino que es, estrictamente, arena un tanto más inmóvil". Suelo blando, una vez más. Viaje e inmovilidad, aventura y estacamiento, encontrarán en Tierra ganada al río una certeza, un hecho seguro. la fascinación del lector con el relato.

Martín Kohan

 

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2018. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.